​¡Grande, Manzanares! Como torero y como hombre.

|



PJC.EDITORIAL (PROGRAMA LA DIVISA DEL 6 DE SEPTIEMBRE 2021)

PEDRO J. CÁCERES



¡Grande, Manzanares! Como torero y como hombre.


Se dice que una imagen vale más que mil palabras. La imagen, la foto, la he buscado por todos lados, sin éxito, pero la tengo grabada en mi disco duro.

Esa instantánea corresponde al rictus de sorpresa de José M. Manzanares al finalizar su lidia al sexto, el pasado viernes en Palencia. Más que cara de sorpresa que de asombro ,cuando al finalizar con el ejemplar de Garcigrande (lo de grande en esa corrida palentina es una broma, si se refiere a un toro), un animal noblote, sin más, vio  como el presidente sacaba el pañuelo azul, de vuelta al ruedo, en su primer acto, para luego 2 pañuelos blancos, tras una labor de mérito -por las condiciones del animalillo- pero lejos (pese a la estocada) de ser premiada con 2 orejas, que el público no pidió, lógico.

La cara de estupor era la misma, supongo, que la de los que estábamos en casa ante la tele, la de los comentaristas y los espectadores in situ, todos no salíamos de nuestro asombro. Más, cuando en el toro anterior no concedió la segunda oreja a El Juli (pedida clamorosamente por un coso lleno pese a la reducción de aforo) en una labor de figura responsable ante un toro que no se prestaba y que consiguió ganarle la voluntad y exprimirle como a un cítrico. La espada tampoco era obstáculo para la concesión del doble trofeo, pero, bueno, estaba en ¿su derecho?

Con este precedente de mal aficionado, su descrédito fue mayor por lo ocurrido -y narrado- con posterioridad.

Hay dos imágenes más como consecuencia del esperpento perpetrado por “el palquero”: la elegante forma de recoger, del alguacillo, sólo una de las dos orejas y la serenidad con que dio la vuelta al ruedo. El otro “flash” es la negativa a salir en hombros con “El Juli” (que dio una gran tarde de toros, pese a lo impresentable del encierro).

El madrileño hizo causa común con Josemari y los dos se fueron a pie ante el clamor del público que se dividía entre esa despedida cariñosa a los toreros y la bronca al menda de los “moqueros”.

Y, tras las imágenes perdida, pero archivadas en secuencia en la retina de todo el mundo, vinieron las palabras del alicantino, a petición propia, y que van a poder escuchar, aquí, en La Divisa, en unos instantes, y que se puede resumir en una frase: “no paseé la segunda oreja porque me daba vergüenza”.

Esa vergüenza torera, de hombría y honestidad que ha mamado desde la cuna para asumir que su obra fue de una oreja y que la de Juli, fue de dos. Amén de coincidir con el propio ganadero en que el “torillo” no era de vuelta al ruedo.

¡Grande, Manzanares! Como torero y como hombre.


Sin comentarios

Escribe tu comentario




No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.