EDITORIAL (PROGRAMA LA DIVISA DEL 3 MAYO 20201)
PEDRO J. CÁCERES
Teodoro Matilla: El hombre que susurraba la Tauromaquia
Ni una voz más alta que otra, susurrando, duro y directo, “cortita y al pie”; sentencias. Teodoro Matilla era así, sencillo a la vez que profundo. Discreto, pero brillante. Perteneciente a una élite de taurinos que hicieron de la Tauromaquia entre los 60 y los 90 la verdadera edad de oro” del toreo.
Una estirpe añorada por irrepetible.
Bueno, irrepetibles todos, menos Teodoro; porque afortunadamente para el toreo su seca sabiduría es la misma, que, en estos tiempos difíciles, encarna su familia y en especial su hijo “Toño”, un calco, un espejo: la Tauromaquia en la cabeza. Un orgullo de padre y esposo, un orgullo de hijos.
Y hablo con conocimiento de causa. Hace mucho tiempo, parece que fue ayer, gracias a los oficios de mi amigo, el taurino Jesús Gil, disfrutamos de una gran fabada con Diodoro Canorea. A la tarde se unieron, su esposa, Carmen Pagés, y el matrimonio “Matilla” (Teodoro y Olga -un gran hombre es poco sin una gran mujer al lado-) para pasar una velada de tarde, noche y casi madrugada inolvidable en el Casino de Torrelodones.
Ahí quedé cautivo…de los 4. No tengo para olvidar.
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