Lorenzo deja una gran tarde sin espada en La Maestranza

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TEXTO: EMILIO TRIGO / FOTOGALERÍA: PAGÉS


Llegaba el encierro de El Pilar a la Real Maestranza de Caballería de Sevilla en la tarde de este martes, 7 de mayo, en un festejo en el que hacían el paseíllo Pepe Moral, Álvaro Lorenzo y Ginés Marín en el escenario hispalense.


Abrió plaza ‘Medicina’ un negro chorreado que estaba despegado del suelo. Un toro muy ‘torero de cara’ que embistió a su aire y forma característica de su casa. Por dentro -en círculo- al capote del sevillano que lo tanteo con buen criterio. Manifestó en la lidia estar justo de fuerzas, sin embargo él quería humillar por su buena entrega. Tambaleaba su esqueleto y recortaba en banderillas con guasa. No obstante al cerrarlo en el burladero –mientras Moral brindaba- se apreció una recuperación de poder. El sevillano lo tanteo a diestras en los terráqueos de la Puerta del Príncipe pero la reacción de ‘Medicina’ fue rajarse a los terrenos de Chiqueros. El primero no quería coles al sentirse podido por la pulcra muleta de Moral. Pepe se la presentó con la panza –suave- e intentando construir una labor que nunca le permitió su oponente. Marcó siempre querencias de mansedumbre pero humillaba como el que más. Solventó con oficio y buen hacer la mansedumbre del inicial. Silencio.


El segundo un ‘Tontillo’, colorado, que también fue despegado del suelo. Un astado muy de la casa. Le molestó el viento a Lorenzo en el saludo que jugó bien los brazos y ganó terreno en cada lance. Metió bien la cara pero del mismo modo echó las manos por delante. No se castigó en varas. Se vivió un tercio de banderillas muy desdibujado. Álvaro Lorenzo le presentó la muleta abajo para traerlo humillado y engalanar el muletazo con estética y temple. El toreo a derechas tuvo fuste y gustó la interpretación ligada ante un animal que iba cosido y franco. A izquierdas surgió el natural profundo –aguantó miraditas- llevándolo muy obligado y componiendo con regusto cada pase. El final con un circular invertido y un cambio de manos elevó aún más la buena faena del toledano. Labor importante y muy torera de Lorenzo que caló en la Maestranza ante un toro con clase. Un inoportuno pinchazo le robó la oreja y casi le cuesta un percance al caer en la cara del toro. Vuelta tras petición.


Soplaba el viento cuando ‘Portillo’, colorado, saltó al ruedo. Este tercero, lució talla –normal en El Pilar- y estrecho de sienes que embistió sin mucha humillación en el personal capote de Ginés Marín. Otro que se cuida en varas. El primero del lote le costaba humillar y cuando lo hacía perdía las manos. Con este hándicap llegó al último tercio y por ello, el extremeño tuvo un álgebra complicado en la embestida de ‘Portillo’ por el poco entusiasmo en la misma. Marín mostraba la muleta en el embroque a media altura. Le puso alma puesto que su sosito oponente transmitía poco y lo arregló poniendo estética y despaciosidad. Labor sincera, profesional y a medida de un astado –acusó su altura de agujas en la poca humillación- que no ayudó en nada al triunfo. Estocada marcando tiempos en todo lo alto. Sevilla supo ver la personalidad de Ginés Marín a pesar de tantos contratiempos.


Pepe Moral recibió con un buen puñado de verónicas al cuarto, un colorado, ‘Mirador’ que metió bien la cara. Intercaló una chicuelina preciosa en el saludo. El sevillano vio cómo su toro traía poder y lo dejó largo al caballo. ‘Mirador’ se arrancó con alegría al caballo que montó Carbonell –picó excelente arriba- después de un hermosísimo quite por chiculeinas. Durante la lidia emoción y run, run en los tendidos con el buen comportamiento del serio cuarto y el buen hacer de Moral. Brindis a Juan José Padilla. El palaciego comenzó su labor más allá del tercio ante un toro –cambió descompuesto- con mejor inicio que final. Pepe trató de domeñarlo a base de colocación y de tirar limpio el muletazo. Un viaje bien trazado a derechas con algún desajuste por la voluntad del toro y un natural sentido –suelto- hilvanado desde la capacidad lidiadora de Moral. En conjunto, un toro complicado por su constante evolución –más de público- que de torero y un diestro generoso que lo hizo todo a favor del astado y que escuchó al final un silencio no entendible.


‘Alambrisco’ colorado meano, salió en quinto lugar. En los primeros tercios nada para el recuerdo. Toro mimado en varas que entró las dos veces reglamentarias. Demasiada suelta resultó la lidia. Apretó en banderillas a la salida de los pares. Álvaro Lorenzo comenzó sobando al noble astado con los mismos parámetros que con el segundo –presentado la pañosa abajo- y componiendo el muletazo con templanza. Lorenzo conocedor de que no podía apretarlo lo cosía con regusto en un planteamiento de labor muy cabal. Las tandas se conformaban limpias -ante el manejable- dejando sello en cada derechazo. Mudó de aires al natural interpretándolo con prestancia y sin atosigamientos. Nuevamente se expresó con gusto y rubricó su notable quehacer con una buena estocada. Ovación con saludos.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Novena de abono. Corrida de toros. Más de media entrada.

Toros de El Pilar y Moisés Fraile.

Pepe Moral, silencio y silncio.

Álvaro Lorenzo, vuelta al ruedo y ovación.

Ginés Marín, silencio y silencio.

CUADRILLAS: Juan Antonio Carbonell, picó bien al cuarto.

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