​Sevilla y la bendita polémica

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EDITORIAL (PROGRAMA "LA DIVISA" DEL 6 DE MAYO 2019)

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  PEDRO J. CÁCERES



Sevilla y la bendita polémica


Al menos dos, por falta de una, y de fuste. Otras de menor calado se engullen en su propia caducidad inminente.

La polémica es acuñada por un término taurino que se expande al lenguaje ciudadano común en cualquier orden de la vida: “división de opiniones”.

Y no son más que eso, opiniones. Unas autorizadas y otras voluntaristas.

Y no tiene porque ser al 50% por lo que, democráticamente, la mayoría debería ser la tenedora la razón, aunque no siempre por aquello de la variopinta clase opinadora.


La primera polémica, cronológicamente hablando surgió tras la Puerta del Príncipe conseguida por El Juli, que además no es la primera, ni la segunda, es la sexta.

Se discute la suma (1 oreja más 2) entendiendo que la oreja de su primer Garcigrande no se atuvo a reglamento por no haber mayoría de pañuelos.


Yo pienso que sí hubo ese 50,5 por ciento mínimo par que el presidente sacara su pañuelo blanco, quizá me extrañó más, que, por la condición del toro y lo trabajosa de la faena, se pidiera dicha oreja por parte de ese porcentaje de público.

Pero el toreo, el arte de torear, no es ciencia exacta y el faenón del rubio madrileño a su segundo oponente fue de los de hacer historia, vamos de 3 orejas, si el toro las tuviera, porque aunque tiene rabo, esto parece ser tema tabú, como se refutó el día siguiente.


Si la regla para abrir la Puerta del Príncipe se basa en una suma para entender una actuación completa, y no sólo en un toro, que duda cabe que la tarde de toros que dio El Juli, fue Puerta del Príncipe o Puerta del Rey.


Al día siguiente, el viernes, la tarde no rodaba por autovía, si no por sendero pantanoso por culpa de la corrida de Cuvillo.

Pero como “hasta el rabo todo es toro”, ese animal (6º) fue un gran toro para que la ciclogénesis explosiva (bomba climatológica y taurina) Roca Rey soplara con toda su intensidad de disposición, técnica, valor…y torería. Y , aunque la estocada se ladeó pelo y medio, con el toro “patas arriba” ipso facto, llegó la euforia.


Se desataron las pasiones, que no olvidemos es un activo de La Fiesta (nunca un pasivo) y se pidió con fuerza el rabo.

Y la polémica ¿fue de rabo? ¿no fue de “colita”?

Pues al ser tema tabú en algunas plazas no tenemos referencias recientes (con el indulto, felizmente sí), por lo cual es difícil aquilatar se “premio justo”.

En lo que estuvieron de acuerdo todos es que la faena del peruano entrará en el histórico recopilatorio de las grandes faenas en la larga vida de La Maestranza.


La polémica, las dos, están dando que hablar de toros e irrumpiendo en medios de comunicación con lo que ello representa para la promoción del ciclo y el plus de ánimo para acudir a la plaza a aquellos que dudan.

Bendita polémica en Sevilla. ¡Que siga así en todas las tardes! ¡Qué hablen de uno, o una, aunque sea bien!

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