Oreja para Adame y gran dimensión de Marín con una interesante corrida de Virgen María en Nimes

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TEXTO: PABLO LÓPEZ RIOBO / FOTOS: EMILIO MÉNDEZ

Andy Younes sustituía al herido Paco Ureña este sábado por la tarde en la tercera de abono de la Feria de la Vendimia de Nimes. Se lidiaban astados de Virgen María con Joselito Adame y Ginés Marín acompañándole en el cartel.

Interesante toro fue el primero de Virgen María, un animal de encastada acometividad, clase y entrega en la muleta. Un ejemplar que ya en el caballo empujó metiendo riñones en dos puyazos de desigual ejecución. Brindó al respetable una faena en la que destacó su facilidad a diestras. Templó a un animal que lo quiso todo por abajo. Muletazos poderosos, exigiendo al animal y sacando todo lo que llevaba dentro. Tal fue su seguridad por ese pitón que hubo muletazos con desmayo, de esos de figura asentada y muñecas engrasadas. Por el izquierdo le costó cogerle el aire en los compases iniciales, para más tarde conseguir algún muletazo estimable, alargando el muletazo y llevándose al toro tras la cadera. El final por Luquesinas caló en los tendidos. Tras una estocada que dejó al toro sin puntilla paseó una oreja . Importante fue el de Virgen María, un ejemplar de grandes virtudes ovacionado en el arrastre. Gran tercio de banderillas de Fernando Sánchez con un par sensacional que le obligó a saludar montera en mano junto a su compañero.


Otro toro de raza medida fue el tercero, un toro al que el joven Andy Younes le planteó una faena de acompañamiento, esas de muletazos a media altura sin exigirle lo más mínimo al toro. Se le cuidó en varas, pero ya ahí, evidenció que iba a durar un suspiro. Ya en la muleta, el torero de Arles llevó a su altura al aninal en un trasteo algo frío. Los pases se sucedieron, pero aquello no pareció entusiasmar a la parroquia. El toro dijo basta y cerró la persiana. Con el público pidiendo la muerte, Younes prosiguió con otras dos series en las que sobresalió algun derechazo suelto. Tras pasportar al toro fue silenciado.

La tarde no levantó el vuelo tampoco en el cuarto. Un toro con seriedad y galope pero que acabó acusando su falta de raza. Cierto es que tuvo movilidad y nobleza, pero su desrazada condición pesó más. Si en su primero vimos a un Adame más centrado y calmado, en su segundo pecó falta de estructura su labor. Faena que solo levantó el vuelo en una tanda a derechas en la que acertó con las alturas y las querencia, llevando largo al animal. Pero ahí se quedó todo. Solo una serie final en el tercio pareció sacar del letargo al personal. Tras pinchazo, estocada baja y estocada fue silenciado. División para el toro en el arrastre.


Como si del Doctor Jekyll y Mister Hyde se trataste, así podemos definir a Ginés Marín en el quinto. Un toro bien armado de Santa Ana que cantó su procedencia Marqués de Domecq tanto en fenotipo como en juego. Destacó Gillermo Marín por dos varas bien colocada ante un toro que acudió pronto al caballo. La faena iba por los derroteros de la monotonía. En su primera parte los pases se sucedieron deslabazados, sin estructura, pero una serie al Natura bien avanzado su trastero lo cambió todo. Cambió de actitud y de mentalidad. Le corrió la mano con gran gusto y temple al natural, la plaza se entregó a tres tandas de toreo puro y encajado. Prosiguió su ascendencia por el derecho con muletazos detrás de la cadera. Pulseó a la perfección a un toro que fue a más. Lo quiso todo por abajo, agradecido cuando se le hacían las cosas bien. Se creyó Marín que podía triunfar, y se puso manos a la obra. Intercaló molinetes con derechazos, derechazos con remates por bajo, todo con un gran sentido del temple y un sabor especial. La faens iba ascendiendo y camino del triunfo, pero el mal uso de la espada lo dejó todo en una vuelta al ruedo. El toro se fue al desolladero tras una ovación. Justo premio para un toro muy interesante.


El sexto volvió a meter al público en un letargo. Un toro de Santa Ana con nobleza pero sin fondo de raza. Un toro que pecó de falta de clase. Lo recibió por verónicas, con más entrega que lucimiento. Destacó con los palos Manuel Ángel Odero. Recibió al toro por estatuarios, en un comienzo de gran valor. Pero la faena no tomó vuelo, el toro acusó su falta de casta y se acabó parando. Con el toro ya a menos, Younes fue capaz de sacar muletazos por el lado derecho, de uno en uno, que pese a su intención no levantaron la faena. Porfió sin suerte el torero de Arles. Se atasco en la suerte suprema y fue silenciado tras sonar un aviso.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Nimes. Tercera de la Feria de La Vendimia. Corrida de toros. Media plaza.

Toros de Virgen María.

Joselito Adame, oreja y silencio.

Ginés Marín, silencio y vuelta tras dos avisos

Andy Younes, silencio y silencio tras aviso

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