De Justo, Bautista y una gran entrada en la segunda de Valladolid

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Juan Bautista, Emilio de Justo y López Simón eran los toreros encargados de hacer el paseíllo en la tarde de este 5 de septiembre en la Feria de Nuestra Señora de San Lorenzo de Valladolid. Se lidiaba un encierro de El Pilar.

Muy justos el ritmo y la voluntad de embestir el Medicillo que hizo primero, que humilló en los embroques pero le costó pasar en las verónicas que terminó por abandonar Juan Bautista en beneficio de la condición del toro. Y fue exigente el de El Pilar, que careció de clase, pero fue bravo y serio a la hora de comportarse en la muleta veterana y con oficio de Bautista. Supo encontrar el enganche el galo y la ligazón con un animal de movilidad y raza. Sobresalió el pulso para acompasar y el asiento para estructurar de Juan Bautista, que lo mató, además, de una estocada efectiva para pasear una oreja.


El colorao que hizo segundo sacó mejor estilo y más clase a la hora de embestir en el percal que manejó con mucho gusto en delantales Emilio de Justo. Suavidad del extremeño a un animal que volcaba la cara con mucha franqueza. Con las mano muy bajas vio Emilio humillar al de El Pilar en las chicuelinas del quite. Y también este tuvo su exigencia en la muleta, donde le negó la clase que derramaba al extremeño cuando no dirigía la arrancada. Hubo pasajes de buen toreo, siempre empeñado emilio en buscar el gusto y la belleza formal, mejor con la mano derecha, pero con naturales aislados de muchísima clase. Entera la estocada, volcándose sobre el morrillo, para pasear una oreja tras el arrastre del buen toro.

Mucho temple sacó el tercero de salida, y supo verlo López Simón, que brilló en las verónicas del saludo, pero aún más en el quite por chicuelinas. Pero no mantuvo este la formalidad de sus hermanos, y tan pronto gazapeaba como se dormía para llegar. Por eso se hacía difícil la conjunción de faena para López Simón, que tuvo que tirar de épica en los estatuarios iniciales y en las bernadinas del epílogo, pero no anduvo fino con la espada en el primer intento y eso mermó su opción de premio, por eso tuvo que conformarse con una ovación.


Buena condición sacó el cuarto en el capote de Juan Bautista para facilitar el toreo suave y de asiento del francés. Pero no mantuvo la entrega por su evidente falta de condición física, lo que le llevó a defenderse, más que entregarse. Quiso más que pudo el animal, pero no le permitió su físico romper en la muleta de un solvente y fácil Bautista. Había que torearlo muy despacio, y fue lo que hizo Juan para ir extrayendo, al menos, pasajes de gran belleza formal a media altura. Seguro con la espada, terminó cortando una oreja a la muerte del animal.


Una lámina era el quinto, que tuvo la mala fortuna de partirse una mano en el primer tercio y fue devuelto. En su lugar salió un toro alto y grandón, con el mismo hierro, que humilló, sin embargo, en el capote que manejó Emilio de Justo muy despacio, con una media de acusado ralentí y un remate a una mano de tremenda plasticidad. Fue la armonía la que presidió el trasteo de un extremeño que acompañó el ralentí de su toreo con todo el cuerpo. Se sintió Emilio, paladeó el toreo mientras el altiricón colocaba la cara con una enorme clase en la muleta. Por manoletinas fue el cierre, comprometidas como lo había sido el toreo fundamental, aclamadas por un tendido que ya estaba volcado con él. De escuela de tauromaquia la ejecución de la estocada, que enterró el acero hasta los gavilanes para cortarle las dos orejas al buen toro de El Pilar.


Al avacado sexto, con la cara lavada y menos entidad que sus hermanos, le costó entregarse a embestir en las telas de López Simón, regateó en banderillas y nunca quiso humillar en los embroques. Muy pocas opciones tuvo el madrileño con la muleta, con la que puso entrega y mucha voluntad de superar lo deslucido del animal, pero fue Alberto el que pechó con el peor lote. Aún así, supo el de Barajas asentarse y robarle embestidas al mulo, con el que nunca se aburrió. Mató de una estocada corta pero contundente y escuchó una sonora ovación.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Valladolid. Segunda de la Feria de Nuestra Señora de San Lorenzo. Corrida de toros.

Toros de El Pilar y Moisés Fraile. Bravo y con movilidad de clase muy justa el primero; de gran clase y exigencia el buen segundo; de gran voluntad sin fuerza el feble cuarto; devuelto el quinto por partirse una mano; de gran clase y ritmo el profundo y grandón quinto bis, ovacionado en el arrastre; un mulo el destartalado sexto.

Juan Bautista, oreja y oreja.

Emilio de Justo, oreja y dos orejas.

López Simón, oreja y ovación.

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