David Salvador saluda la única ovación en la novillada de El Puerto en Madrid

Alejandro Gardel, David Salvador y André Lagravere “El Galo” eran los novilleros encargados de hacer el paseíllo este viernes en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid. En el cartel, se lidiaban novillos de La Ventana del Puerto.

Al esmirriado utrero que abrió plaza lo protestó la plaza con insistencia sin que atendiese el palco la petición. En el ruedo, Alejandro Gardel le aprovechó bien en veronicas lineales la voluntad de embestir y luego, con la muleta, se molestó en tirar de arrestos y de recursos para pondr en ritmo al animal y aprovecharle el buen pitón izquierdo em naturales de uno en uno de mucho fuste y cierta profundidad. Solvente con las telas, andubo mal con la espada y la horrible colocación de la estocada le restó solidez a su actuación. Silencio.

A David Salvafor se le pasaron los nervios del debut en Las Ventas con una docena de verónicas de gran empaque y gusto al acometedor segundo de La Ventana de El Puerto, con tanto genio en los finales como transmisión ñara el tendido. La tuvo empujando en varas y arrancándose de lejos a la muleta que le ofreció un Salvador demasiado generoso en un primer esfuerzo. Pero lo comprendió pronto y apretó al animal con quietud y mano baja, regular en la colocación, pero sin cicatear la entrega. Habia menguado una cuarta el novillo cuando David montó la espada, pero lo pinchó de forma hirrible y en silencio quedó su actuación.

Tampoco el castaño tercero, también con el hierro de La Ventana, tuvo presencia para esta plaza, pero embistió por abajo y repitió las arrancadas en las veronicas animosas y ligeras de El Galo. Con la muleta le apostó a la heterodoxia y a la distancia para buscar una inercia con la que no siempre jugó a ganar. Le abandonó el temole en varias ocasiones y no le conectó con la grada su toreo ligero y de cites cruzados de más. Tamooco el de rodillazos populistas que, tras matar de pinchazo y media estocada, no le permitieron pasar del silencio.

El cuarto, divino de hechuras, se empleó con calidad en las verónicas de bello trazo de Alejandro Gardel, que se entregó con el de El Puerto. Acometió con fijeza en el caballo y humilló siempre en los primeros tercios. Pero le faltó acople a Gardel con el templado tranco del utrero en varios pasajes de la faena, y su afán de toreo vertical y despacioso apareció mucho menos de lo que hubiera sido deseable. Solo un par de detalles con un novillo de mas fondo que el mostrado antes de los pinchazos de Alejandro. Silencio.

Al quinto lo saludó afanoso David Sañvador, que mantuvo la actitud durante toda la faena con un animal que repitió sin ritmo y acometió sin entrega ante la voluntad férrea del Charro. Quiso mucho ante la renuencia final del utrero y su disposición la premió el publico con una ovación tras la estocada.

El sexto, con cuajo de toro y hechuras de raboso, se empleó con fijeza en el peto y acudió generoso en el esfyerzo en los primeros tercios con un Galo cuyas armas fueron un jaleado quite por zapopinas y un tercio de banderillas mas vibrante que brillante. Pero se paró el castaño en el tercio de muleta, haciendo estériles los intentos de un Galo que necesita mucha movilidad en los animales para lucir su tauromaquia. Pero se tiró a matar sin muleta y ni se movió el novillo cuando se echó encima, enterrando el acero. Aún así no le valió pafa pasar del silencio.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas. Cuarta novillada picada nocturna.

Novillos de La Ventana del Puerto, mansito de buen aire y nobleza el rajadete primero; de ge; nio y transmisión el segundo a menos; obediente y repetidor con movilidad el castaño tercero; de media embestida sin ritmo el quinto; impetuoso a menos el cuajado sexto.

Alejandro Gardel, silencio y silencio.

David Salvador, silencio y ovación.

André Lagravere “El Galo”, silencio y silencio.