No le tocó precisamente ayer el mejor lote de la corrida de Garcigrande. Serio en su concepto del toreo, no parece venezolano en la forma de parirlo, porque cuenta con la sobriedad y la elegancia de los toreros de Castilla y con un valor que le permite pisar el lugar comprometido y trazar muy despacio. Hoy tiene su segunda tarde como matador en esta plaza.
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