Roca Rey, segundo contrato y último esta feria

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Fotorocarey



El temporadón arrollador que firmó Andrés Roca Rey en 2016 se volvió el pasado año responsable y rentable firma de contratos que, indefectiblemente, dejó en parte sin cumplir por los numerosos percances. Es cierto que ya no le hacen tanto daño los toros a Andrés, pero también lo es que la juventud va curándose a medida que pasa el tiempo.

Es el peruano la viva expresión del torero que triunfa joven porque no queda más remedio, después de andar toda la vida al socaire del toro. Con la empresa de Sevilla detrás para dar soporte en Europa y Casa Toreros para hacer las Américas, a Roca Rey ya no le preocupan tanto las corridas firmadas como cuando estaba sólo con José Antonio Campuzano. Y aún así, sigue arrimándose como un perro cada vez que se enfunda el chispeante.

En el caso de Andrés no se sabe muy bien cuándo concluye una temporada y comienza otra, porque no para de torear. Arrollador, desde luego, pero también con el deber pendiente entre el aficionado de mostrar su evolución, dado el margen que le otorga su insultante juventud. Es tal vez el torero que más se paga por ver, y esta es la primera de sus dos tardes en el abono madrileño.

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