Emilio Silvera destaca en la novillada que abrió las Colombinas de Huelva

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EMILIO TRIGO -CULTORO.COM / FOTOGALERÍA: @TOROSLAMERCED


Ambientazo en Huelva para la novillada que abría el ciclo de Colombinas. Prácticamente lleno por el tirón de abono con JT y por la competencia entre los dos locales. Ambos se veían las caras con un encierro de la tierra, de José Luis Pereda, que a la postre resultó bueno y que debió ser desorejado de entenderse con sus oponentes y de no fallar con los aceros. 


Alejandro Conquero fue el peor parado de este mano a mano, en que si bien es cierto que enlotó el oponente más inservible, no se llegó a entender del todo con los otros dos. Por el contrario, Silvera cuajó una tarde de altura, donde vivió el éxtasis y la amargura en una misma faena, la del cuarto. Vio cómo se escapaba la puerta grande que tenía abierta de par en par por la nefasta utilización del acero. Tres avisos y el novillo al corral. Sin embargo Emilio pudo con las circunstancias y la responsabilidad, sacó el toreo que siente e hizo disfrutar muy mucho a la abarrotada plaza de La Merced.


Conquero recibió al primero de la tarde con una apretada larga cambiada en el tercio. Saludo algo desdibujado a la verónica por la falta de recorrido del abreplaza. Más ilusión que efectividad. Un puyazo corto y cambio. El novillo en banderillas recortó distancias e hizo pasar fatigas a los de plata. David Sevilla se escapó de milagro. Novillo muy complicado, protestón, sin clase, incierto y de viaje corto. En su descarga sin querer hacer presa nunca. Alejandro tiró de oficio y estuvo correcto con su oponente. Le robó una tanda de mérito por derecho, único pasaje vistoso de su labor. Con la espada estuvo muy irregular. Silencio.


Precioso lancear de Silvera a la verónica ante el segundo de la tarde. Ganó terreno en cada verónica hasta llegar a los medios y remató con garbosa media. Novillo muy diferente al anterior puesto que este sacó buen fondo, clase y fijeza en la muleta. Emilio brindó al respetable y Huelva se entregó a Silvera. Faena de corte clásico donde surgió el natural con gran expresión. Por ahí, basó principalmente su labor por donde cuajó tandas de mano baja y exigencia. Con la diestra, mismos parámetros y con la ligazón en cada muletazo. Emilio se mostró sin nervios y estuvo con claridad de ideas ante un buen ejemplar de la Dehesilla. Oreja.


Alejandro le soltó una verónica de esas que salen una vez y te dejan con la miel en los labios. Pero sólo fue una y pare usted de contar. Bravo el ejemplar que hizo tercero en el caballo. Galopó con franqueza en la lidia y acudió con alegría a los de plata. Por cierto, grandes pares de El Ruso y de Carvajal que saludaron montera en mano. Alejandro brindó al respetable y comenzó de rodillas. Innegable la voluntad del joven novillero que enjaretó una primera tanda de rodillas con vibración. A partir de ahí, erró en distancias y planteamiento de faena ante un novillo con bondad y posibilidades. Su corazón le puedo más que la cabeza por sus ansias atosigó al tercero. Lo mejor su contundente estocada. Ovación.


El cuarto salió con pies pero distraído en cada lance. Emilio mimó a su utrero para que le aguantará hasta el final. En varas lo mínimo y en banderillas ahorro capotazos. Todo lo agradeció el novillo que duró y sacó fondo de bravo. Lo hizo todo él, le abrió el camino y le enseñó a humillar puesto que al inicio nunca lo hacía. Faena nuevamente con tintes clásicos y de pureza. Cierto que hubo algún enganchón al final del trazo pero el muletazo surgía con gran plasticidad. Otra vez la izquierda fue su pilar donde exigió y exprimió a su astado. Silvera dibujó un toreo al natural de mucha profundidad y temple que cautivó a los repletos tendidos. Precioso el torero de Emilio que a acarició el triunfo grande. En las postrimerías un ramillete a derechas de molinetes de rodillas y un final de naturales de frente a pies juntos que recordó al Brujo de San Bernardo. El toreo fundamental también fue una delicatessen. La espada y el molesto novillo sin humillar con el descabello hicieron que todo se emborronara. Un sinfín de golpes de verduguillo le birlaron el triunfo. Injusto final para tan excelente obra. Tres avisos.


El quinto no desmintió el dicho resultando fácil, sin agresividad y humillador. Novillo al que le dieron jabón en varas y una lidia demasiado obligatoria para que humillara. Todo lo acusó a la contra el dócil utrero de La Dehesilla que aún así, embistió con bondad a la muleta de Conquero. El joven novillero puso en el tapete toda su voluntad y oficio pero salvo no hubo nada relevante. Faena plana que nunca tomo vuelo.Silencio.


El sexto fue un regalito en toda regla. Novillo serio por cuajo y pitones. Embistió fuerte al caballo, con violencia, la misma que empleo con los de plata. Un par de arreones con mansas intenciones. Emilio se encontró con un animal que embistió a taponazos, con embestida de toro pero con obediencia al toque de la muleta. Silvera solventó la papeleta con solvencia y sin volver la cara nunca. Hizo un esfuerzo para imponerse a base de actitud. Lo peor la espada que volvió a pinchar. 

Ovación tras aviso.


FICHA DEL FESTEJO


Plaza de toros de La Merced, Huelva. Primera de la Feria de Colombinas. Novillada con picadores. Casi lleno.

Seis novillos de José Luis Pereda.


Alejandro Conquero, silencio, ovación tras aviso y silencio.

Emilio Silvera, oreja, ovación tras tres avisos y ovación tras aviso.

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