Castella y Roca Rey tocan pelo en Resurrección

Una de las tardes más epseradas del orbe taurino comenzó con retraso. Unos cuarenta minutos, debido a la lluvia. Al encierro de la familia Matilla le faltó raza. El lote de Motrante fue el más deslucido, su primero tuvo genio, desigual en sus embetidas. Morante de la Puebla anduvo con él de manera profesional, sin que le llegase el agua al cuello. Al cuarto, en cuanto le apretó y bajó la mano no tuvo fuerza y raza para seguir los chismes del sevillano.

Castella realizó lo más importante de la tarde. El negrito segundo, de poca expresión, sacó genio en los primeros compases de la lidia, sin desplazarse. Pero, Castella, que atraviesa un momento dulce, le bajó los humos en un inicio por abajo. Macerando al funo, la faena alcanzó cotas realmente importantes, sobre todo a izquierdas. Consintiendo y "tragando". A la postre, el de Matilla sacó buen fondo, agradecido a las manos del galo. Una estocada en todo lo alto puso una oreja de ley. El quinto, de comportamiento similar, no acabó de sacar el fondo. Castella gastó tiempo en demasía.

Roca Rey sorteó el toro más serio del encierro, un galán en toda regla. El colorado tuvo la buena condición del ritmo, con buen son. El diestro le dio distancia, dejándoselo venir. Las primeras rondas por ambas manos fueron pulcras, templadas. El punto cúlmen llegó a diestras. El trasteo se fue viniendo a menos, al igual que la condición del toro. En el sexto, con la noche vencida, no hubo causa ante el sosote toro. 

Plaza de Toros de la Real Maestranza de Sevilla. Lleno de no hay billetes. Toros de Matilla, el 3º como sobrero, desiguales en presentación, la faltó fondo en líneas generales. Destacó el 2º, agardecido al trato, y 3º, con ritmo, y Román Sorando ( 6º bis).

Morante de la Puebla, silencio y silencio

Sebastián Castella, oreja y silencio

Roca Rey, oreja y silencio