La espada evapora el magisterio de El Juli en Madrid

Ríos y ríos de gente fluía por la calle Alcalá hacia Las Ventas. Bares desbordados y ambiente en los aledaños. Lo típico en los días de expectación. Se colgó el no hay billetes para la primera de abono. Ya lo dice el dicho: “ tarde expectación, tarde de decepción”.

Descorchó la isidrada Álvaro Alarcón, convaleciente de su fractura de costillas, de blanco y oro para tomar su alternativa. El de la familia Conradi tuvo el depósito bajo mínimos, muy soso el carderno. Alarcón intrumentó un trasteo desigual, con altibajos. Lo más potable fueron unos sabrosos naturales, de uno en uno, que calaron en el tendido a pesar de la mortecina embestida. Con el sexto, amplio de cuna, poco pasó ante un deslucido animal, que se quedaba muy corto. Alarcón alargó una misión imposible hasta que le sonó el aviso.

El Juli volvió a demostrar su matemática cabeza. Su primero contó con las cualidades de la nobleza y la fijeza. Virtudes que aprovechó Julián en un trasteo de menos a mucho más. Esperando al toro con la muleta a medio viaje para alargar la embestida hasta donde le daba el brazo. Por ese palo surgieron naturales y derechazos de verdadera hondura, muy lejado, encajado de riñones y roto de cintura. Un cambio de mano quedó ahí. Y el animal sacó buen fondo, ralentizándose al final del muletazo. La espada le privó de tocar pelo. El cuarto no valió nada. Muy deslucido.

Roca Rey “debutaba” con La Quinta en Madrid. Y salió cruz. Andrés no encontró el acople con el buen tercero, con buen ritmo en el último tercio y con prontitud. Pasaban las series y aquello no tomaba cuerpo ni la forma ante el buen animal. Con el quinto, muy lavado de cara, tampoco se encontró a gusto ante las irrgulares embestidas del animal, haciendo hilo continuamente. Desdibujado por completo.

Plaza de Toros de Las Ventas. Leno de no hay localidades. Toros de La Quinta, bien presentados a excepción del 5° y desrazados en líneas generales. Destacó el buen fondo el 2°y el 3°.

El Juli, ovación y silencio

Roca Rey, silencio y silencio

Álvaro Alarcón, ovación y silencio tras aviso

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