Eduardo Dávila Miura, a su lado desde hace tan sólo dos meses, fue el primero en felicitarlo tras la gran faena a ese quinto

Pepe Moral: “Me pidieron hasta la segunda, la pena es que el toro no duró más”

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JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO


Pepe Moral llegó ayer al corazón de Sevilla. Junto a Javier Jiménez, puntuó con fuerza en el coso del Baratillo cortándole una oreja al quinto de la tarde y abriendo el marcador, en cuanto a corridas a pie se refiere, de la Feria de Abril. El palaciego ha querido compartir sus sensaciones horas después: “Yo creo que fue una oreja de mucha importancia. Me pidieron hasta la segunda. La pena es que el toro no duró una tanda más. A parte de las orejas, me quedo con la dimensión de toreo que pude expresar. Más allá de eso, me quedo con cómo cantaba la gente los muletazos, cómo se escuchaba el ole de Sevilla”.


Sobre si se le vino a la cabeza la tarde del Corpus del 2014 que le hizo resucitar del banquillo, Moral comenta que “siempre se te viene a la mente aquella tarde, pero en ese momento estaba viviendo ese toro y lo que sentía, incluso fue con más intensidad. Vi a la gente muy entregada y muy rota conmigo”.


Fue a un toro de Torrestrella que a partir del ecuador de la faena se vino a menos, pero se sobrepuso Moral para montarse entre sus pitones y arrancarle el apéndice como fuese: “Yo creo que este invierno con Eduardo he estado trabajando todo mucho. Torear en Sevilla y abrir ahí temporada no es fácil. Intentar hacer las cosas despacio, con temple y cuajar un toro bien es lo que todo torero sueña. Creo que he estado a un nivel alto de lo que quiero conseguir, creo que la afición de Sevilla me ha visto y cuando la afición ve a un torero entregado, roto y dejándose la piel se entrega igualmente”.


Eduardo Dávila Miura, a su lado desde hace tan sólo dos meses, fue el primero en felicitarlo tras la gran faena a ese quinto: “Lo primero que me dijo es que si llega a tener doce muletazos más le cortas la segunda. Fue una pena, porque me pidieron la segunda oreja, pero entiendo que el toro no duró lo bastante para llegar a esas cotas. Me quedo con los muletazos que le pegué, lo despacio que sentí y los olés de Sevilla”, rubrica Moral. 

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