¡Viva la clase media!
PEDRO J. CÁCERES
¡Viva la clase media!
Ortega y Gasset dijo : “Si quieres saber cómo está un país asómate a una plaza de toros”
Y así es. Sevilla fue un aviso, Madrid un toque de atención fijador y Pamplona, que es tremendamente particular, ha ratificado lo que hace tiempo, sobre todo en los difíciles de pandemia, nos llevó a titular un editorial : “Hay plantilla”.
Los “ricos”, las figuras, lo son por algo. Con el toro chico, con el medio y con el grande y destartalado, aunque de buen origen. Ahí está la tarde del centenario con la foto final al 65% : la PG de Pablo H. Mendoza, El Juli y Roca Rey. Faltaron Morante y los mayorales, aunque hubo grandes ejemplares. Todos los que son figuras se lo han ganado, y si algún día, no hay suerte tienen patrimonio (“currículo y el aval empresarial”) para sortear una inesperada crisis.
El problema es la “clase media”, que tiene que sostener una familia entera, un país… y en el toro, el grueso de la Tauromaquia. Una clase media en este país esquilmada a impuestos e ignorada por los políticos que, al menos, dicen, estar con las menos favorecidas, lo que ahora llaman vulnerables, aunque tampoco es verdad, porque para sostener un sistema es imprescindible el bienestar de la clase media para asegurar la proximidad, a ese bienestar, de los sectores marginados.
La clase media es imprescindible y en el toreo, tambien.
Ocurrió ayer, domingo, en Pamplona, dónde toreros destinados a comer cuchara, a veces de la más burda, la Meca tuvo la sensibilidad y alturas de miras de darles menú gourmet: tres platos delicatessen, postre, pan y vino. ¡Vamos! Una corrida toreable y no de regateo sorteando cornadas y malas intenciones.
Pamplona dispuso que la ganadería ganadora del “Carriquiri”19 (La Palmosilla) la mataran dos avezados “gudaris” como Rafaelillo y Escribano, expertos en esgrima y esquiva, pero que demostraron que son algo más que valientes, que saben torear. Tan solo que lo que maten no vaya al cuerpo a trancazos y si a la muleta, bien al trote, al galope, pero siempre repitiendo y durando; exigentes, con bravura, pero con nobleza, condición indispensable para ser bravos; lo otro es genio, temperamento…etc.
Los acompañó un joven, Leo Valadez, en su bautismo pamplonés, para que en plaza tan importante tuviera un bautizo de lujo.
El día anterior la capacidad de Joselito Adame, Rubén Pinar y, en menor medida, Javier Cortés, fueron capaces de salir vivos y demostrar su condición de toreros cabales, con la corrida de Escolar, ¡“camarguesa! Por fuera, y decimonónica por dentro, en su comportamiento.
“3 toreros 3” que me gustaría haber visto con otra “Palmosilla”. O con la de Fuente Ymbro, en la que Luque demostró que es más, bastante más, que clase media, y que tanto él, como Garrido y Lorenzo, están pidiendo a gritos, que algún día, en alguna feria, les vean a las figuras la carita en los patios de cuadrillas.
Para mí, ricos aparte, en lo que va de feria, Luque y Adame han hecho lo más importante del ciclo. No digo lo mejor, digo lo importante poniéndolo en contexto de todos los factores que tiene una corrida, como por ejemplo la ignorancia de los presidentes en Pamplona, vestidos de carnaval ¿Por qué no van así vestidos a los solemnes plenos?
Y, la juventud. Un canto a la esperanza, como lleva siendo toda la temporada y la semi temporada de pandemia del 2021.
Juventud y México. Porque si S. Isidro se leyó en clave toledana, México no se quedó atrás. Y en Pamplona la rotundidad del triunfo de Fonseca con el poso y reposo de Joselito Adame y la firmeza, pese a su bisoñez, de Valadez, los aztecas -si bien made in spain- están demostrando que aquí hay partido…internacional. ¡Qué bueno!
Al escribir estas líneas se habrán jugado la vida Juan Leal, Román y el venezolano Colombo, probados de ser clase media solvente. Habrán matado la de Cebada Gago. Sin comentarios. Solo desearles suerte y que en tiempos de guerra (sota, caballo, rey) cualquier socavón es trinchera, a la espera de otra “Palmosilla”
¡Viva la clase media, taurina!
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