Derechos Humanos, de bestias y estado de opinión

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Derechos Humanos, de bestias y estado de opinión

Mi historia de hoy viene hilvanada con la efemérides a recordar.


Hoy se cumplen 66 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.


Fue en 1948, un 10 de diciembre.


A esas alturas del siglo XX y supuestamente abolida la esclavitud, mucho tiempo atrás, el absolutismo, el despotismo, el capitalismo y el caciquismo habían dado motivos suficientes para que la ONU en Paris se pronunciara, y quizá lo de acuñar la Declaración como universal se debiera a que el marxismo, leninismo y estalinismo habían dejado a los de chistera, levita y guantes de cabritilla en pelota picada.


Y "trending topic", de haber existido twitter, el nacionalismo, con z; que constituye el embrión del nacionalismo con c, igualmente excluyente pero, que de momento, se limita a maltrato psicológico.


Quizá en 1948 tal proclamación pretendía proteger a los más parias de la tierra.


No habían llegado las nuevas tecnologías en materia de medios de comunicación, audiovisuales, digitales, ni las llamadas redes sociales.


Ni se imaginaban los declarantes que dichos Derechos Humanos pudieran ser conculcados por lo que se define "un estado de opinión" o la supuesta "alarma social".


Tampoco cayeron en la cuenta, ¡quien lo iba a pensar!, que reyes o familia directa de reyes pudieran ser objeto de ese linchamiento psíquico que pudiera condicionar un juicio justo para convertirlo en una vendetta ideológica republicana y en muchos casos un blanqueo de conciencia de liberales, neoliberales, hijos, sobrinos, cómplices o complacientes del capital más abyecto.


Y mientras bestias como Santi Potros y otros de la misma reserva salvaje están en la calle, muchos de los que hoy penan por méritos propios y un IVA máximo por telediarios, estado de opinión, alarma social y corresponderles ser ejemplo, es lógico que tal día como hoy se sientan indiscriminados.


La Infanta Cristina también.



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