Garzón ¿el VI Califa?
PEDRO J. CÁCERES
Garzón ¿el VI Califa?
Si algo claro nos está dejando el otoño taurino son las personas que están en el toreo. Y las que son.
Porque no es lo mismo estar que ser, acumular que sentir y vivir lo poco o mucho que tienes… no es lo mismo, en este año, esperar que actuar. Un ramillete de nombres y, por encima de todos, el único empresario capaz de dar toros este año en plaza de primera: José María Garzón. A acontecimiento por año, y siempre en su Andalucía: Algeciras, Granada y Los Califas. Y porque Santiago no le dejó este 2020 emprender la cruzada norteña…
En Córdoba, una plaza con 15.000, ha metido 2.900 personas que no dejaron ni una entrada en menos de 24 horas. Y disfrutó la plaza: sonaba a las siete Suspiros de España y toreaba Morante. A pies juntos el inicio. El mentón en el pecho para proponer. Los naturales entrelazados entre unas notas históricas. El alma por derechazos fundida en el silencio de Los Califas. Los embroques que eran verso que compuso el poema de su temporada. La vida mortecina de un animal a menos llenando la escena. El final a pies juntos. El suspiro de Morante... y de un tendido rendido y en pie a las manoletinas de sublime epílogo. Y el maldito pinchazo, el que evitó los despojos que son sólo material consuelo para quien sueña con lo que allí pasó, que aunque fue efímero suspiro, fue tangible alegría para los tres millares de mortales que allí habían testificado lo inmortal.
Para entonces, ya había quedado claro los que están y los que son. Y en Córdoba han estado Morante, Juan Ortega y, sobre y ante todo, José María Garzón. El que cumplió la ley en El Puerto. El único que ha abierto una plaza de primera en el año COVID. El que siente lo que hace y es en la calle lo que su carné profesa: empresario taurino.
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