Enrique Ponce: "Yo toreo porque es mi vida. Yo nunca lo haría por dinero y ahora mucho menos. Toreo porque me siento vivo."

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REFLEXIONES EN TENDIDO 0 DE ENRIQUE PONCE

Yo toreo porque es mi vida. Yo nunca lo haría por dinero y ahora mucho menos. Toreo porque me siento vivo.



Yo este año tenía pensado torear ser uno de los que más, no sé si el que más, pero de una manera que yo quería celebrar así esos 30 años de alternativa, toreando en todas las ferias y yendo a todos los sitios.


Llegué a pensar en retirarme, pero de repente dije “por qué tengo que dejar algo que es mi vida y dejar algo que siento y que mientras pueda hacerlo” … y mientras quieran verme porque una cosa es que tú te encuentres bien, que quieras y que puedas todavía, y la más importante es que te aguante. Eso es fundamental.


Yo creo que este ha sido un año en el que hay que ser solidario con la gente, con tu profesión, con el mundo que amas. Y así lo ha enfocado yo.

Yo he visto que a la mínima que tuviera oportunidad para poder organizar corridas de toros ahí iba a estar.

No sabía ni que gente podía entrar, lo único que sabía es que mientras los hubiera yo iba a estar ahí. No sé lo que voy a ganar ni lo que no voy a ganar.



Yo creo que hubo un momento en el que había que mirar por el toreo.

Creo que era muy importante no dejar un año sin toros y eso es un objetivo que hemos cumplido.

Yo creo que mucha gente no es consciente, realmente, de lo que me costó volver a torear. La lesión fue una lesión de las que te quedas cojo y tiré p’alante y reaparecí antes de los 5 meses y eché toda la temporada para adelante y he estado otra temporada.

Pues bueno, pues nos hemos encontrado con esto también.



Hombre, yo creo que la madurez que te da la vida y el tiempo y los años en el toreo, pues son importantes para afrontar todo este tipo de cosas, no cabe duda.

Además, yo te soy sincero, toreo porque es mi vida. Yo nunca torearía por dinero. Y ahora mucho menos, toreo porque me siento vivo.

Y mientras pueda hacerlo y me encuentro con facultades físicas y mentales para poder hacerlo, pues, para mí eso es una alegría y una bendición el poder vestirme de torero cada tarde que pueda hacerlo.

Pero yo este año tenía pensado torear. De no haber ocurrido lo del COVID, tenía pensado ser uno de los que más torear. No sé si el que más, pero de una manera yo quería celebrar así esos 30 años de alternativa, toreando en todas las ferias y yendo a todos los sitios.

Bueno, no ha podido ser de esa manera, pero, bueno, aquí estamos y ya el año que viene, si Dios quiere, pues seguiremos estando ahí. Seguiré, pues, llevando mi marcha.



Yo pensaba que tendría que dejar de torear algún día y era una pregunta que a veces me hacía.

Hace tiempo pensaba en ese momento en si debía retirarme o no.

Llegué a pensarlo, pero, pero de repente dije: pero por qué tengo que dejar algo que es mi vida y dejar algo que siento y que mientras pueda hacerlo y mientras quieran verme. Porque, claro, una cosa es que tú te encuentres bien, que quieras y que puedas todavía, y la más importante es que te aguanten, eso es fundamental.



He pasado muchas etapas en mi vida, he pasado la etapa en la que me tocó estar de llegada, donde me encuentro a las figuras del toreo que yo he admirado desde niño y me encuentro con ellos de repente en un patio caballo. Yo tomé la alternativa con 18 años, era un niño. He pasado la etapa de poder colocarme en primera figura, en ser el torero novedad. He pasado la etapa en la que te quieran cortar la cabeza, que te arrean, la prensa, la afición, toda esa dureza de ese momento en el que te quieren derribar. O sea, el torero que triunfa y que luego dicen a ver ahora qué pasa. Y ese es un momento clave. Pero es que yo he pasado esa etapa cuatro o cinco veces en mi vida.

Entonces he pasado la etapa de competencia directa de tener que mantener tu sitio de gallito que llega, tener que mantenerlo a raya y estar ahí: quiero decir estar en tu sitio de figura y demostrarlo.

Y he pasado todas las etapas que se pueden pasar.

He vivido tres vidas de torero, o cuatro.



Y ahora, hace unos años para acá voy como a mi aire, entre comillas, pero siempre con la cosita del pique.

Yo siempre salgo a la plaza a competir. Me gusta, me gusta ese reto, me gusta demostrar que estoy ahí. No, yo no voy a pasearme, no voy a pasearme. De hecho. el día que piense así, seguro que me iré a mi casa.

Estamos hablando de muchos años en los que, como dices, he tenido que ver un cambio en el toro, en la forma de torear, incluso he vivido una evolución desde que yo tomé la alternativa al día de hoy. Entonces yo creo que ese es el mérito, haber sabido adaptarme, no estancarme, tratar de evolucionar y, digamos, ir incluso por delante.



Yo creo que eso radica mucho en la parte de parte de éxito de estos años, en esa evolución y tener la humildad también para, que bonita palabra, la humildad para aprender, seguir aprendiendo.

Sigo aprendiendo, sigo aprendiendo, sigo fijándome, sigo tratando de rebuscar en las formas de torear, en poder ajustar más el toreo, en poder sentirlo más, en que tu alma aflore de ti y se vea, y que la gente la vea.

Y eso creo que es fundamental para analizar el éxito de estos últimos años.

Yo me siento con fuerzas, me siento bien, este año porque ha sido así, y yo he tratado de tirar adelante y de ayudar en lo que pudiera a que se hicieran corridas de toros, ya que, como he dicho antes, no voy a dejar el año sin toros.



Yo por mi parte, por lo menos, hay que dar y ser, de alguna manera, un estandarte de mi vida.




Trato de ser feliz, de no hacer daño. Nada más.



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