Oreja para Juan Pablo Sánchez en tarde complicada. Ginés rozó el triunfo pero lo malogró el puntillero

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TEMPORADA GRANDE * PLAZA MÉXICO



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Oreja para Juan Pablo Sánchez en tarde complicada. Ginés rozó el triunfo pero lo malogró el puntillero


POR MARYSOL FRAGOSO 


FOTO: CORTESÍA PLAZA MÉXICO


Dice el dicho mexicano: “De rodillas a la Villa”, haciendo alusión a la acción que se emplea cuando se pide un milagro a la Virgen de Guadalupe. Pues bien, hasta de rodillas para torear al sexto se puso Ginés Marín en su afán de alcanzar el triunfo en la Plaza México durante la cuarta corrida de la Temporada Grande. Y estuvo a punto de cortar la oreja para igualar con el corte de un apéndice, el éxito que con el primer toro de la tarde había conseguido Juan Pablo Sánchez, sin embargo, el puntillero levantó al astado, por lo que las ilusiones del torero español y del público se desvanecieron de golpe. Marín y Sánchez habían cuajado los dos únicos toros que se dejaron, dentro del encierro descastado de De la Mora, ante el batallar incesable de Diegp Silveti quien se estrelló con el lote imposible.


Merece la pena apuntar que a media semana a consecuencia de que dos toros del encierro de Villa Carmela -anunciado originalmente- se lesionaron durante el desembarque, el ganadero optó por retirar el resto de esos astados. En su lugar se lidiaron ejemplares de De la Mora, que cumplieron en presentación, aunque rayaron en la sosería y resultaron medidos de fuerza.

Juan Pablo Sánchez recibió al primero de la tarde. A pesar de su escaso rodaje este año, logró entender las maneras en las que debía lidiar a un ejemplar noble, con recorrido, pero medido de fuerza. Pronto percibió que debía aprovechar el buen pitón izquierdo y realizó una faena que empezó a remontar a partir de que el torero de Aguascalientes se llevó al ejemplar hacia el centro del ruedo, donde, desde la primera tanda, desmayó la muleta para ejecutar una faena con tintes artísticos, los cuales calaron más, en tanto se embraguetó. La labor transcurrió entre altibajos, pero el diestro alcanzó a recomponer para terminar de tres cuartos de estocada en buen sitio y cortar una oreja.

Con el cuarto toro, llevó a cabo una faena de menos a más. Inició con unas reposadas verónicas. Luego, muleta en mano, tuvo que tirar de ejemplar con autoridad para engancharlo y firmar dos tandas importantes con la mano diestra. Hasta ahí le alcanzó el gas al toro, que tras una buena estocada fue levantado por el puntillero, por lo que el coleta debió descabellar. El público pidió la oreja con insistencia, pero el juez no la concedió.

A Diego Silveti correspondió un toro con escasa transmisión y que conforme transcurrió la lidia, se fue desluciendo aún más. Desde el inicio del trasteo el diestro tuvo que hacerlo todo. Ya que desde los lances de recibo se percató de que su enemigo iba a pedirle el carnet. Lo lidió con talento para obtener naturales de valía. Muy pronto el ejemplar se fue a menos. Lo despachó de estocada baja.

El quinto se arrancó de largo ante el cite del capote de Silveti qué instrumentó un ajustado quite por gaoneras. El burel llegó aplomado a la muleta, por lo que, a pesar de los esfuerzos del torero, poco pudo conseguir, por lo que al final tuvo que echar mano de bernadinas temerarias, en una de las cuales es astado le pegó una tremenda voltereta. Remató al segundo viaje con la toledana.

Ginés Marín, ante un ejemplar con menor peso, por lo que tuvo mayor movilidad, lució desde los primeros capotazos. El toro fue picado en su justa medida, tras lo cual se entregó en un ceñido quite por chicuelinas. Logró un alentador inicio con la franela roja, con el astado que tuvo voluntad pero que perdía la vertical en cuanto el diestro le bajaba un poco la mano, sin embargo, lo que pudo realizar a media altura contó con clase y estética. Terminó de pinchazo y estocada.

Empezaban a caer las primeras gotas de lluvia, cuando Ginés ejecutó unas reposadas verónicas. Sin dudarlo, se colocó de hinojos sobre la arena, para provocar la emoción que había faltado el resto de la tarde. La gente le respondió favorablemente, toda vez que valoró el aguante y los recursos que empleó para hacer lucir su clase y temple. Estuvo variado en sus procederes. Consiguió un cierre pinturero, pero tras una estocada correcta que hizo doblar al toro, el puntillero falló el golpe y levantó al burel. Marín fue premiado con una cariñosa vuelta al ruedo.

FICHA PLAZA MÉXICO

DOMINGO 23 DE NOVIEMBRE

Cuarta corrida de la temporada. Aproximadamente diez mil personas en tarde agradable.

SEIS TOROS DE DE LA MORA, que cumplieron en presentación, pero fueron mansos y con poca fuerza. PESOS: 570, 595,561,563,525 y 570 kilos.

JUAN PABLO SÁNCHEZ (tabaco y oro):

Oreja y vuelta tras aviso.

DIEGO SILVETI (ciruelo y oro):

Silencio y silencio tras aviso

GINÉS MARÍN (rosa y oro):

Ovación en el tercio y vuelta tras aviso

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