​Sevilla o el "renacimiento" de la Tauromaquia

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EDITORIAL (PROGRAMA LA DIVISA DEL 13 DE MAYO 2019)

Pjc 7

 PEDRO J. CÁCERES



Sevilla o el "renacimiento" de la Tauromaquia


Concluyó, con la clásica corrida de Miura, la Feria de Abril ( que se tornó mayo) con la calificación de sobresaliente. En la jerga : “un ferión”, de todo.

En lo artístico, en lo ganadero, importante, en aforos, en ambiente, etc. Para exportar.

Enhorabuena a todos los responsables de este éxito del que disfrutamos todos. La verdad es, que el diseño de esta feria eran mimbres adecuados para el éxito final, aunque ya se sabe que el hombre propone, Dios dispone, y el toro, en esta ocasión, no lo descompuso en un claro compromiso de empresa, veedores , veterinarios, autoridad, y sobre todo la escrupulosidad de los ganaderos en presentación y celo en las notas de las reatas para su comportamiento en el ruedo.


Grandes acontecimientos como la Puerta del Príncipe de El Juli, la petición de rabo para Roca Rey y el “reventar” de tan extraordinaria feria por parte de un joven Pablo Aguado (Puerta del Príncipe con 4 orejas).

Hechos que no hubieran sido posibles sin un gran toro de Garcigrande (que echó alguno más esa tarde y 3 de nota del hierro de Domingo Hernández en la mixta), otro ejemplar extraordinario de Cuvillo y la gran corrida de Jandilla del histórico viernes de farolillos de 2019.

Pero a la corrida de Borja Domecq le siguió un “corridón”, en todos los sentidos, de sus “primos” los Fuente Ymbro y , anteriormente, un excelente debut de la vacada de Santiago Domecq (con un toro de vuelta al ruedo) con el que Perera (en tarde completa) “entró” en Sevilla con autoridad.

No me quiero olvidar de la seria corrida (de presentación, hechuras y algunos de juego) de Victorino ni la impronta de los Torrestrella como los “fraile” de El Pilar. En todas saltaron toros.

Incluso alguno de Juan Pedro, que junto con Cuvillo no brillaron en conjunto, como la de Fermín en rejones (cumplidora) y sí, dos buenos toros de Espartales para una gran actuación de Ventura, que no los mató.


La responsabilidad y entrega con que ha abordado esta feria Morante y la elegancia torera de Manzanares en tardes de ITV han supuesto “salvar los muebles” de dos de los 4 grandes puntales de este ciclo -dicho lo de Juli y Roca Rey, amén de lo de Perera - y, tan solo Castella ha carecido de suerte en una apuesta que merece todo el respeto y reconocimiento.

Sin embargo, por encima de todo ello, esta feria deja una agradable sensación de RENACIMIENTO DE LA TAUROMAQUIA.


Renacimiento es , en síntesis, la vuelta a lo clásico, lo eterno lo de siempre, y que en los últimos tiempos estaba engullido por tauromaquias resultadistas: de técnica, estilismos y arrimones -que son tremendamente válidas, y ahí están, arriba, sus intérpretes- pero se echaba de menos, con peso específico, lo clásico.


Por éste palo triunfó Pablo Aguado, ha caído de pie Emilio de Justo, se reivindica en una hostil, hasta ahora, Sevilla, Diego Urdiales que, además, lo mismo que los jóvenes Álvaro Lorenzo y Joaquín Galdós, han resucitado las “vueltas al ruedo” al carecer de espada o sensibilidad del palco para refutar que lo clásico, en arte (todas las facetas), perdura antes que caducar.


Sevilla lo ha sabido asimilar, valorar y disfrutarlo.

¡Ojalá! Madrid haya tomado nota, porque “los clásicos” no cambian su tauromaquia, aunque les vaya su vida en ello, ante tanto destajismo al uso.

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