Al final, el toreo es un sentimiento, es un estado de ánimo, y conforme estés así lo expresas delante del toro. Es verdad que antes de llegar a la tarde de Madrid ha habido mucha preparación pero sobre todo mucho desgranar el toreo y desgranarme a mí mismo, conocerme, y asumir retos que me motivan y me despiertan. Todo eso ayuda a que cuando vayas a la plaza te expresas. Eso nunca se pasa de moda.
Yo lo que sí había notado es que la tarde de Madrid había calado en los aficionados y en los profesionales. No sabía la magnitud de la persona que me podría echar una mano, pero sí intuía que encontraríamos una persona que junto a mi equipo nos ayudase. Lo intuía.
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