Don Paco (Ureña) o la fuerza del sino

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EDITORIAL (Programa LA DIVISA del 26 de noviembre, 2018)

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   Pedro J. Cáceres


Don Paco (Ureña) o la fuerza del sino


Parangonando la obra maestra del XIX del Duque de Rivas, dedicada a un tal Álvaro y que e trata de la obra que consolida y hace triunfar el Romanticismo en España, en términos similares a como lo hizo la tragedia Hernani de Victor Hugo dentro de la literatura francesa

La Divisa seguirá avivando la llama durante todo el invierno del toreo de Paco Ureña para caldear la espera y su vuelta a los ruedos. 

Es nuestra obligación.

La semana pasada conocíamos que el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega de Oviedo le había ofrecido una nueva intervención para recuperar la estética, algo desestimado por el diestro en un compromiso con la afición para reaparecer lo antes posible. Decisión de tíos.


El torero, al que la dureza de lo intoreable le dio en su ascenso el aire que luego faltó entre su rostro y el pitón en Albacete, quiso ganarse el respeto y la verdad del corazón de La Mancha vestido de verdad. Y el corazón de la afición está conquistándolo este invierno por su entereza. Desde aquel momento de Albacete en el que con un ojo reventado siguió por la izquierda y de frente, como la vida le enseñó al murcianito sincero, nos está dando lección tras lección.


Las tardes en las que le ha salido cara la moneda de jugársela, de escapar mermado de las soberanas palizas con las que le ha tocado lidiar, las tardes de la sonrisa taciturna, de la tez expresión a golpe de natural y de la plaza en un puño, las tardes del cite de frente, del mentón en el pecho, de la proposición siempre pura, de ganarse a golpe de toreo a las plazas, de saber cuadrar los tiempos y las formas para llegar arriba (siempre serio), de predicar en las plazas y en los despachos el concepto en el que siempre ha creído... esas tardes llegaron y llegarán.

Porque a pesar de que la forma de exteriorizarse pueda cambiar, la pureza de Paco Ureña sigue estando intacta.


Ahora, el diestro ha analizado la situación real de su estado y siendo consciente de haber perdido la visión de su ojo, ha decidido no volver a someterse a ninguna intervención por el momento, sacrificando la estética y buscando la recuperación del torero, que a su vez ayudará a recuperar al hombre. El compromiso de Paco Ureña con su profesión es innegable.

La “pureza” que hoy está recuperándose de Albacete sigue impoluta y ataviada de blanco y oro. La sigue plasmando Paco Ureña en cada sueño en la recuperación que lleva a cabo.


Su tarde del año presente en Valencia, sus homilías del 2017 en los ruedos que pisó, su verdad hecho pregón y su concepto llevado hasta el último resquicio.

Una vida al natural… y de pureza intacta.


La Divisa seguirá avivando la llama de su toreo hasta que reaparezca. Se merece ser nuestra portada permanente en la cabecera de La Divisa hasta entonces.

¡Ojalá! Cuanto antes.

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