El Juli, en su 20 aniversario de alternativa, regresa a Madrid en la única tarde en la feria

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ElJuli




Veinte años cosidos a retazos. Pero veinte años sin bajarse del carro del triunfo, sin soltar el mando que tomó muy pronto y sin dejar de imponer su ley. El Juli es, sin duda alguna, un tirano de la tauromaquia que ha tenido la capacidad de reinventarse para evolucionar a la vez que la fiesta que dominaba. Eso es de portento, de figurón histórico, te guste o no te guste su toreo -para los gustos están los colores-.

De hecho, ha sido en esta efemérides de los 20 años de alternativa cuando han intentando restarle autoridad, cuando han querido alinear los planetas para ningunearle pensando que sería más fácil meterle mano. Al final es la realidad la que obliga a entenderse con él y a montar el cartel en el que se enfrenta a Ginés Marín, su pupilo, su ahijado, el meritorio perfecto hasta para salvar una feria con un mano a mano con él, que salió en hombros el pasado año. Y el 'No hay billetes' lleva colgado un mes.

En la lid no es nada fácil medirse con El Juli, porque cuando quieres enfrentarte a él ya te ha medido, te ha estudiado, ha comprobado cuáles son tus virtudes y las ha perfeccionado en sí mismo para pegarte un repaso con tus propias armas. Muy pocos toreros han tenido esa capacidad en la historia de la tauromaquia. Por eso Julián es quien es. Y por eso llenará la plaza para verle.

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