Fortes: "Creo que estoy toreando más reunido que nunca y la sensación de peligro es menor"

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Llevamos varios espectáculos de la feria de San Isidro y ha sido una de las cosas más importantes de la temporada. Fortes, el pasado viernes, lograba encajarse ante el sexto de Pedraza de Yeltes. Estuvo realmente extraordinario y fue, además, motivo de poder testar de que no todo el mundo está capacitado para subir a un palco. No le mangó la oreja al torero, sino al 95% de los aficionados que estaban en la plaza, que son los que pagan. Torero, buenas noches.


Buenas noches.


Enhorabuena.


Muchas gracias.


Fue emocionante.


Sí, se vivió con una intensidad y una emoción muy grande. Fue una faena muy intensa.


Dijiste que había faenas mías mejores, pero no creo que más sentidas en Madrid, ¿incluida la de Victorino?


Sí, incluida. Fueron distintas. La faena del toro de Victorino tuvo momentos de mayor nivel quizá, pero esa actuación fue distinta. Y lo realmente importante es que la faena se ha ido construyendo con cada toro. El de Victorino tenía excelencia embistiendo y este toro tenía la virtud del ritmo, pero era media arrancada y a media altura. Había que construir la faena en base a esa embestida. Y si no embestía, había que ponerle mucho uno. Creo que eso fue lo que dio de sí la faena. Cada muletazo tenía mucha entrega, alma.


La verdad ha sido siempre la constante en el toreo de Fortes. Me quedo con lo positivo de errores incalificables del palco: te pegaste el gustazo de ver rugir a Madrid en dos vueltas al ruedo.


Pues sí. Fue una gran oportunidad para mí. No lo había vivido nunca en una plaza de toros ni tampoco lo recordaba en Madrid así. Se veía un ambiente brutal. Mucha gente vivió la faena muy apasionada, pidiendo la oreja con mucha intensidad. Pero dando la vuelta al ruedo se juntaba la intensidad de la faena más la rabia por la decisión presidencial. Incluso se tiraron almohadillas. Se quedó durante diez minutos ahí hasta que me fui de la plaza, con lo difícil que es eso en Madrid, que se llena y se vacía en cinco minutos. Esa sensación no te la quita nadie. Para mí y para la gente que estuvo allí, va a ser un día que se va a quedar en el recuerdo por todas las circunstancias.


No sé si esta empresa tiene una flor en el culo o que simplemente son unos buenos empresarios. Tú venías solo a estar tarde en la feria. Te programaron para inaugurar la temporada, ahí revalorizaste el cartel y ojo que lo que pasó con Lorenzo ha apostado porque San Isidro continúe con la corrida de Bohórquez y esperemos que en su toro de la corrida internacional Galdós esté a esa altura.


Además, el cartel estaba cerrado prácticamente antes del Domingo de Ramos. Dio la casualidad que los primeros nombres de la temporada fueron Álvaro Lorenzo y yo. Creo que va a ser un cierre del ciclo que va a tener una connotación muy especial y significativa. Ojalá y haya suerte con la corrida. Es algo similar a lo que los triunfadores de la feria hacían hace años. Son nombres propios del abono y creo que la empresa ha apostado por nosotros porque veía que estábamos en el momento en el que nos encontrábamos. No me cabe ninguna duda.


Ya hiciste un 2016 realmente espléndido y ya en el 2017 se ve un antes y un después. La evolución con el capote a un toro que no tuvo lidia con la muleta le dejaste pasajes extraordinarios. Lo volviste a repetir con ese sexto y lo más importante: como a los soldados en el ejército, el valor se presupone y tú lo has demostrado. Tienes para exportar. Con un lazo de una zapatilla tuyo se hacen cincuenta toreros, como decía antes. Pero ocurre una cosa, y es que el espectador ya no pasa miedo contigo. Sino que disfrutamos. Estamos en tensión, pero vemos que has evolucionado y luego la depuración del toreo, ¿cuándo se produce ese antes y ese después?


Sí. Parece que no hacen mella porque se trabaja mucho. Me ha costado muchísimo esfuerzo y yo creo que la evolución radica en la afición y en la vocación, en las inquietudes que uno tiene. Luego va buscando tanto técnica como artísticamente el concepto que quiere, qué es lo que buscas como aficionado… y entonces vas buscando ese toreo vertical, natural. Técnicamente, también vas creciendo. Creo que estoy toreando más reunido que nunca y la sensación de peligro es menor que en muchas épocas de mi carrera. Eso es bueno, lo vemos todos.


Para terminar, has cambiado de administración aunque sigues teniendo el cariño de tu anterior apoderado. Ahora te apodera un compañero, un periodista, ¿qué te aporta?



Creo que ha sido una apuesta por el taurino de toda la vida, por una persona que siente el toreo como lo puede sentir cualquier torero y que es un gran estudioso de la historia de la tauromaquia. Lo ha vivido en su familia, tanto cuando él se ha puesto delante como con su padre José Ignacio o su abuelo Victoriano. Creo que tiene una cultura taurina muy amplia. Y eso se transmite prácticamente sin querer. En cualquier conversación se descubre. Eso es fuente para que los toreros nos alimentemos y es un enriquecimiento. La visión que ha tenido la empresa de Madrid también es buena. 

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