Puerta Grande para un exquisito Juan Ortega

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20230205 200910


LA CRÓNICA DE ALEJANDRO M. CARABIAS


Llegaba el esperado mano a mano a Valdemorillo. Urdiales y Ortega. Toros de José Vázquez, bien presentados en sus diferentes hechuras, rematados y muy desrazados.


Diego Urdiales pechó con el lote menos propicio, deslucidos los tres animales de José Vázquez. Su primero, apretadito de pitones, sacó mal estilo en la muleta, muy reservón y con guasa. DU se abrió de capa, por verónicas, y esbozó un par, de mejor intención que trazo. Muleta en mano, el riojano sudó la gota. Se dobló con el animal y lo pasó por ambos pitones sin sacar agua del pozo, que tampoco había mucha. El quinto, corrido tras devolverse el tercero, bastito, poco se prestó en la franela, quedándose corto, sin soltarse. Lo mejor de Urdiales, a izquierdas, trenzó algún natural suelto ante el gazapón animal. El sobrero quinto, el más serio, sacó mal estilo, también reservón y sin entrega. Urdiales nunca lo vio claro.


Lo mejor de la tarde llegó en las engrasadas muñecas de Ortega. Con el segundo se abrió de capa para enjaretarle unas embrocadas verónicas, excelentes en el trazo. Ortega, despejado de cabeza, labró un trasteo de enjundia, torerísmo el sevillano en la apertura. Facturando unos sabrosos naturales ante la noblona embestida que se fue apagando poco a poco. La espada se fue a los sótanos del toro, quedando todo en una ovación. El cuarto, muy abanto y sin querer coger los capotes, fue el mejor del encierro. El toro le regaló 20 embestidas para que Ortega paladeara el toreo. Y lo hizo. El sevillano se aquilató en la arena, componiendo la figura, brotando dos series con la derecha excelsas en embroque y trazo. El animal se fue viniendo a menos, cosa que no impidió a Ortega para esbozar naturales rematados en la cadera, soberbios. El final, ayudados por alto rodilla en tierra, ponían el broche a un faenón. La espada se escasquilló dejando la faena en un oreja. Pero eso es lo de menos, se vio torear. Otra oreja del sexto cortaría, que fue menguando su depósito, desrazado el animal. Aún así, JO esbozó naturales sueltos, con ese pellizco. Se tiró derecho como una vela, saliendo empalado, dejando una estocada defectuosa que necesitó del descabello.


Plaza de Toros de Valdemorillo. Casi lleno. Toros de José Vázquez, bien presentados y desrazados en líneas generales.


Diego Urdiales, silencio, palmas y silencio


Juan Ortega, ovación, oreja y oreja


VÍDEO RESUMEN










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