​Carmen Toledo, un alma limpia

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Carmen toledo y gonzalo ruiz



Carmen Toledo, un alma limpia


Por Gonzalo Ruiz Alvarez




Se fue en silencio. Valiente, prudente, alegre, hasta que el dolor la fue venciendo; paciente y luchadora hasta el último suspiro.

Fue, es, Carmen Toledo Ridder, uno de los seres más extraordinarios que la vida me puso en el camino. Para Isabel Allende, escritora chilena ‘la muerte no existe, la gente solo muere cuando la olvidan’. ¡Cuánta verdad!

Para el inmenso universo de sus seguidores, el final, aquel 26 de abril de madrugada, provocó una helada sensación de vacío.

Ella supo llevar con altura y estoicismo su enfermedad por largos dos años y meses. En silencio, sin desmayar, con enorme fortaleza.

 Carmen Toledo es un referente sustancial del periodismo taurino ecuatoriano y, ¿por qué no decirlo?, en todo el planeta de tauro.

Alegre, como el público quiteño que llenaba las plazas; valiente, como los toreros de oro y plata; brava como el toro indómito ante la adversidad.

Noble como ese toro, que es materia prima del arte más bello y efímero, pero a la vez más indeleble que es el toreo.

Su voz, pastosa, clara, su dicción atildada, su palabra sencilla y expresiva, llenaron medio siglo de afición, nutrieron, en crónicas y reportajes, la avidez de información y comentarios de la afición.

Y, además, cantaba. Las ondas de la radio fueron su espacio propio. La palabra escrita de su ‘apasionada entrega’( Pepe Alameda) llevaba esa difícil facilidad para comunicar de los grandes de la pluma y la muleta.

Los reportajes y comentarios en TV, gozaron de pulcritud, llenaron a la tele audiencia de certeras piezas.

Carmen fue aficionada desde niña, pisó los graderíos de la Plaza de Iñaquito de la mano de familiares en los años 60 cuando la Feria de Quito era tan juvenil como ella.

En el programa La Hora de La Verdad, que dirigió Jorge Aguilar Veintimilla, hizo sus primeros lances.

Allí conoció y compartió micrófonos con periodistas como Humberto Jácome, Marcelo Vizcaíno y Patricio Espinosa Serrano, sus maestros, a quienes empezaba a acompañar con su gracia y su frescura. Hizo amistad con Pepe Luis Castillo y Manolo Franco. Y olvido a muchos.

La Hora de La Verdad pasó a Radio Sideral y Radio Bolívar con todo su elenco y allí un puñado de aficionados nos sumamos: Mario Solano, Enrique Cobo y Santiago Aguilar, hijo de Jorge y hoy reconocido periodista.

Carmen pasó por varias emisoras, pero los programas La Hora de la Verdad,Ecuador Taurino y Torerías le identifican más. En Nueva Emisora Central, con Hugo Navarro embarcaron en la muleta de la afición a Roberto Omar Machado.

Carmen compartió comentarios con Jacinto Montero, Jorge García, Gloria Carabalí, Miguel Ángel Naranjo, en media docena de emisoras. En Radio Quito estuvimos con Darío Miranda, Fernando Romero, Santiago Pimentel, Gustavo Cevallos y Edison Vargas.

Carmen informó al mundo en Clarín de Radio Nacional de España, desde 1993 con José Luis Carabias. Y escribió en EL COMERCIO.

Su sonrisa amplia, su afición desbordante por la fiesta brava es su ejemplar legado. Como dijo Fernando Fernández Román en Torerías: ‘...Has hecho historia, querida Carmen’. 

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