Juan Pedro desluce el arte de la terna en Sevilla

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TEXTO: EMILIO TRIGO / FOTOGALERÍA: PAGÉS


El Lunes de Farolillos, la Real Maestranza de Caballería de Sevilla acogía un cartel en el que hacían el paseíllo Morante de la Puebla, Diego Urdiales y José María Manzanares. Se lidiaba un encierro de Juan Pedro Domecq para la ocasión.

‘Organista’ abrió la tarde sin demasiada fijeza en los engaños. Morante pausado en toques se fue a por el abanto a los medios y allí, le soltó unas cuantas verónicas de mucha naturalidad. Tres una media de verdadero cartel. Mientras tanto en la lidia el toro no se definía con claridad aunque si dejaba claro su falta de transmisión. Insulso. Se picó en su justa medida. Lo evidenciado al principio, al final fue lo cantado puesto que la falta de emoción junto a la escaso poder diluyeron cualquier conjunción de faena. Algunos de Made in la puebla y poco más que decir. Morante esbozó alguno destacable pero no tuvo toro para mayores. Silencio.


‘Nebli’ blandeó de inicio pero no le importó a Urdiales soltarle sus muñecas y mecer el capote como una ola de Sanlúcar de Barrameda, lenta en el vaivén a aterciopelada en el en la cresta. Precioso saludo De Diego que tomo el pulso a Sevilla y Sevilla respondió desde el interior. Dos varas que complementa un tercio sin castigo. El riojano destapó su infinita personalidad y tras intentar ligar en la primera mitad de labor sin demasiado éxito aunque con soberbios muletazos, pasó a enroscarse de uno en uno y con todo su pequeño ser componiendo el bellísimo trazo. Diego puso el alma que le faltó al noble Juan Pedro y también unos embroques sinceros, de los de verdad en el cite para enjaretar naturales de una belleza impresionante. Todos de carteles y llenos de prestancia y naturalidad. El natural roto y el derechazo hundido perfumaron el albero sevillano. Vuelta al ruedo tras estocada baja ante uno muy bondadoso pero muy limitado de poder.


‘Sinfonia’ poco ayudó a componer en el saludo puesto que su embestida fue discontinua. Otro que se cuida en varas y que tras cambiar el tercio le pegó una tremendamente voltereta a Suso. Afortunadamente todo quedó en un susto. Josemari comenzó suave y proseguió así durante toda su labor. Un quehacer con empaque y naturalidad en la ejecución y con elegancia en su composición. El alicantino que elaboraba una labor ascendente donde se sentía en cada pasaje vio como su toro se afligió y se apagó cualquier emoción con el paño rojo. Una lástima porque se le vio muy a gusto en su trasteo. Esta vez la espada no funcionó. Silencio.


‘Lacerado’ cuarto bis del mismo hierro que el titular. A este el cigarrero tras esperarlo mucho le cuajó tres verónicas un remate a una mano de un parangón ecléctico. Se protestó el toro por la falta de poder y casi lo devuelven al corral. Después de lo visto tomó sentido la frase “imposible hacer más con menos” porque Morante estaba muy motivado. José Antonio se lo llevó a los terrenos del 11 interpretando así las cositas que había marcado el rajadito sobrero. Allí, en aquellos lares, el de La Puebla construyó -de uno en uno- naturales para el mejor templo existente como el ‘Vaticano del Toreo’. La Maestranza crujió con la torería del sevillano que quiso en todo momento pero no tuvo oponente alguno. A derechas, pausas y embroques de valor torero -desapercibido- El cité y saboreado el resultado del muletazo. Lástima que no ayudará a un Morante muy ilusionado y torero. Ovación con saludos.


‘Juicioso’ también cogido con alfileres. El quinto también manifestó su falta de poder por estar blandengue de extremidades. Urdiales también motivado brindó al público pero...la ilusión puso más que la ejecución. Faena de recortes y alguna que otra pincelada de extrema belleza pero todo lo demás fue una permanente búsqueda para componer el muletazo. Y es que no había más que rascar en un pozo seco de bravura y lleno de descastamiento. Salió comprometido de la suerte suprema en la primera instancia. Silencio.


Cerró plaza ‘Mocito’ y también perdió las manos en el tanteo capotero. Sin lucimiento en el saludo. Gran tercio de Chocolate a caballo e igualmente de Dani Duarte en banderillas. Manzanares comenzó a torear sin probatorias por derechas y ligado. Aquel inicio presagiaba algo bueno. Y así continuo con un Josemari muy metido y sometedor de una embestida picante al que llevaba empapado y tapado puesto que el cierraplaza miraba entre pases al alicantino. Le imprimió ritmo y dominación además de su personalización en cada muletazo y natural. Pinchazo y estocada.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Octava de abono. Corrida de toros. Lleno de "No hay billetes".

Toros de Juan Pedro Domecq.

Morante de la Puebla, silencio y ovación.

Diego Urdiales, vuelta y silencio.

José María Manzanares, silencio y ovación. 

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