Poco reseñable en la última de Medellín

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LUCAS MORALES

Se cerró la temporada taurina de Medellín con el cartel mejor rematado de toda la temporada colombiana. Toros de Ernesto Gutierrrez muy en el tipo de la casa y juego de nota baja.

Enrique Ponce, el de Chiva demostró hoy porque es un verdadero maestro ante dos toros nobles, sin fuerza y deslucidos que obligaron a sacar la enciclopedia completa para sacar agua de dos pozos secos. En su primero Astronauta fundamentó la lidia en la media altura y en el temple, dando muletazos largos y sentidos que rápidamente pusieron a los asistentes que llenaron los tendidos de parte suya. Extrañamente, el mal uso del acero impidió el corte de algún trofeo. En su segundo acto, ante Flamenco otro torito desrazado y sin clase salió a ratificar su momento con orejas. Alternó el toreo de zapatillas firmes con el de piernas, poniendo la plaza boca abajo, dejando todo para que la suerte lo acompañara para salir en hombros por la puerta que da a la calle de San Juan. De la entrada a matar salió rebotado haciéndose daño en su mano, sin que ello valiera para que el toro doblara, un golpe de descabello lo acabó todo dejándolo en una oreja y una clamorosa vuelta al ruedo.

Hoy Julian López “El Juli” tuvo que lidiar con la cara oscura de la moneda. Hoy, para él, si fue la tarde de Aceros, porque fue el más efectivo con la espada y de a cero porque fue el único que no puntúo en el contador de trofeos. Con Rubí un flojo, desfondado y desrazado toro no pudo mostrar nada de lo que esperábamos de él. La gente le tuvo paciencia esperando lo que nunca pasó. En su segundo fue más de lo mismo, un toro insufrible que no dio opciones de nada. Luminoso que fue el peor de la tarde, hizo estrellar al madrileño contra una pared que no dio ningún tipo de posibilidades de triunfo.

Cerraba el cartel quien cumplía un año de recibir su alternativa: Juan de Castilla, se abrió de capa con Chigüiro el que más opciones dio y al que el paisa entendió de principio a fin. Con la muleta pasaron las cosas más importantes de la tarde (tal vez de la temporada) vimos cosas bien hechas, naturales de frente dando el pecho largos y toreando hasta el final. Con la espada no se pudo redondear la faena, el acero cayó contrario e hizo que una vieja lesión de la mano saliera a flote haciéndole imposible usar el descabello, lo que hizo sonar los 3 avisos, que no impidió que la gente le reconociera su faena obligándole a saludar desde el tercio antes de pasar por la enfermería. Para cerrar la tarde salió a verse con Aviador dejando las dolencias que eran evidentes en su manos, un toro que como sus hermanos no quería saber nada de lo que pasaba con los capotes y muletas. Con oficio temple y bragueta fue construyendo un toro y una faena que calaron fuerte en los aficionados que valoraron él esfuerzo técnico y físico, y le supieron reconocer con una oreja luego de una espada que valió para que el toro doblara prontamente.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Medellín, Colombia. Cuarta de la feria de la Macarena. Corrida de toros.

Toros de Ernesto Gutiérrez.

Enrique Ponce, ovación y oreja

El Juli, palmas y palmas

Juan de Castilla, silencio tras tres avisos y oreja

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