Colombo: "La afición venezolana está viva y lo demostró en mi encerrona en la que no ayudó el ganado"

Triunfó en su tierra Jesús Enrique Colombo. Dejó un gran sabor de boca a la afición de su país. Finalmente el encierro de San Antonio no saldó como las expectativas ilusionaban, pero ese compromiso con seis toros en San Cristóbal fue importante para su carrera y para la afición de Venezuela. Colombo, buenas noches. 

Buenas noches. Contento. Era una apuesta bonita y difícil, para que mi gente me viera en mi tierra después de unos años sin torear aquí. Estoy feliz.

¿Cuál ha sido a primera toma de contacto para con la afición de tu país como matador de toros?

La gente se volcó conmigo. Los toros no ayudaron, se pararon muy pronto y la gente lo vivió con intensidad hasta que el encierro dejó. Si los toros hubieran ayudado, hubieran sido muchas más orejas. Mi actuación fue bonita, y era un reto personal torear seis toros. Fueron diecinueve pares de banderillas, con un cúmulo importante de cosas y pude salir victorioso del compromiso.

Todos sabemos la situación en la que está sumida la población venezolana por el Gobierno que hay, ¿qué contacto directo tuviste con el aficionado y qué sentiste al ver esa gran entrada?

En otros tiempos hubiese sido un lleno, pero la situación económica del país es la que es y dio gusto ver así la plaza. Hubo 9000 personas en esa plaza y era algo que hacía por San Cristóbal, por Venezuela, algo que fue emocionante. Esa afición se volcó conmigo. De verdad que, aunque no pude cortar las orejas deseadas, los toros que se dejaron sí pude torearlos a gusto haciendo el esfuerzo.

Ahora a pensar las actuaciones en Europa, y las plazas de primera categoría esperan a un Colombo que por justicia tiene que estar en ellas. Si no lo hizo a hombros, fue por la puerta de la enfermería. Por justicia tienen que llegar esas plazas.

El año pasado fue una temporada importantísima como novillero con caballos. Ahora es un empezar de nuevo, me tengo que ganar día a día los contratos y estoy dispuesto a hacerlo. No cabe otra que arrear todos los días.