El PP y su nueva ley de protección animal

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Lunes de Resaca: el PP y su nueva ley de protección animal



El PP ha impulsado en el Congreso una ley para acercar a los animales al nivel de las personas. Sin duda, un paso más en favor del animalismo creciente que deja a un lado el humanismo que de verdad debería imperar en la sociedad. Esta semana se ha debatido esa Proposición de Ley en la que se pretende modificar el Código Civil, la Ley Hipotecaria y la Ley de Enjuiciamiento Civil para considerar a los animales de compañía, como “seres vivos dotados de sensibilidad”.

Con ello, las mascotas dejarán de ser “cosas”, lo que significa un cambio en su régimen jurídico que permitirá que no puedan ser embargadas, o que en casos de separación o divorcio, la custodia del animal pueda ser repartida en base a su bienestar.


¿Acaso un cerdo de cuatro meses camino del matadero, un cordero de veinte amaneceres con un cuchillo en su cuello, un pollo de cuarenta días camino de la descarga eléctrica no merecen esta consideración? El PP desconoce lo que esta ley puede derivar porque, de no ser así, no se habría empantanado en los lodos en los que se ha sumergido esta semana que en unos meses –no hablamos ya de años- serán barro infernal.


La desidia del animalismo y la permisividad social y política ante este problema ha llegado a un nuevo límite insospechado: un partido durante tantos años defendiendo la lógica frente al radicalismo animalista, finalmente se echa en manos de la izquierda radical.


Ya ocurrió hace unos años algo parecido con "Carmen”, una vaca que fue "salvada” del matadero por el "Santuario de Animales Wings of Heart”, en Madrid, y se volvió a librar por segunda vez tras dar positivo en tuberculosis. Y morirá de vieja por encaprichamiento no sólo de aquellos adoradores de animales e irrespetuosos de la raza humana, sino de un Ministerio también del PP que realizó aquella hecatombe. En aquel momento también editorializó aquella injusticia, como ahora lo hace con el impulso de esta ley surrealista.


Droga de la dura para Podemos y sus filiales el nuevo impulso animalista del Grupo Popular. Aunque, a la contra de la izquierda radical, la derecha no ha ido imponiendo su pensamiento único en contra de la Fiesta, con esta decisión sí ha pasado de una primera línea taurina a la vanguardia “defensora” que, cuando se convierta en barro, será totalitarismo animalista. No lo olvidemos.


El hombre, que es sapiens y considerado racional desde que tiene conciencia para enterrar a sus muertos y buscar la espiritualidad, erra contra su propio destino igualando a su status dominador el de un animal al que, de momento, necesita muerto para su supervivencia.


Maldita sociedad la que mira hacia otro lado cuando ve un niño pidiendo para comer. Esos son los valores que propugna el animalismo de asfalto y hormigón que tiende a fijar la atención de las masas en aquello que no le produzca dolor, incomodidad o cargos de conciencia. Y humaniza al animal porque, en el fondo, sabe que limita su responsabilidad y, por ende, su culpa. Y ahora el PP se echa en sus manos…

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