Tarde para el recuerdo en La Misericordia con Talavante a hombros

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EMILIO TRIGO / FOTOS: EMILIO MÉNDEZ


El primer llenazo de “No hay billetes” de la Feria del Pilar llegaba, en la tarde de este jueves, a la Feria del Pilar de Zaragoza. En el cartel, hacían el paseíllo Sebastián Castella, Alejandro Talavante y Roca Rey frente a un encierro de Núñez del Cuvillo.


Se desplazó con claridad el abreplaza en el capote de Sebastián Castella. Jugó bien los brazos el francés a la verónica, ante un toro que en los primeros tanteos capoteros se frenaba un poco. Hubo compás con el percal en el recibimiento. El del ‘Grullo’ se dejó pegar en el caballo sin demasiado empuje en sus dos entradas. Tuvo tralla el toro en algunos compases de la lidia embistiendo con velocidades diferentes. Y así llegó a la faena de muleta. Tuvo transmisión el explosivo inicio por bajo del francés ante un Cuvillo que repitió pronto y con mucho brío. Precioso inicio de Castella obligando a su oponente y de paso enseñándole quien mandaba allí. Toro encastado, exigente y repetidor en la poderosa muleta de Sebastián. Faena compacta con aquilatada firmeza y mucha ligazón, además de limpia en el trazo largo. Todo mejor y con más ritmo por el pitón derecho, por el izquierdo también hubo profundidad pero con más tiempo entre embroques. Gran mérito tuvo Castella llevando por debajo de la pala del pitón la encastada embestida. Demostró en su buen planteamiento mucha con claridad de ideas. En conjunto, y generosa e importante labor de Sebastián Castella a un toro que tuvo mucho que torear, y que enseñó claramente al respetable. Oreja.


Estaba fuerte el segundo de la tarde. Un colorado con volumen que echó las manos por delante en el recibo capotero del extremeño. Talavante lo pasó con decoro al interpretar la verónica pero sin caldear demasiado el cotarro por la irregular acometida del astado. Empujó en la primera vara con bastante fijeza, y también, mostró prontitud en la lidia a veces demasiado pegadiza en las telas. Alejandro Talavante no tuvo probaturas y se dispuso a torear con temple de primeras. Comenzó en el toreo fundamental, a diestras, mimando a su oponente con derechazos de terciopelo. Suavidad y caricias en dos tandas de extraordinaria composición artística. Se echó la muleta a la siniestra para convertir el natural en una verdadera revolución de izquierdas. Sensacional la profundidad y la estética de esas series con un Alejandro enfrontilando con el pecho de frente. Y es que así toreó el extremeño, con el pecho, en el conjunto de una faena de sentimientos que llenó la escena en cada muletazo. Fue una labor de riñones metidos, de cintura quebrada y de muñecas templadísimas ante un toro con clase, que bajó de intensidad en su acometida de mitad de labor para adelante. Un trasteo de exquisiteces para grandes paladares con un Talavante rayando la perfección. Oreja tras una extraordinaria faena.


‘Tortolito’ se llamaba el tercero de la tarde. Un astado de capa negra, bajo, largo y abierto de sienes. Roca Rey le sopló una ‘cordobina’ inicial pegado al burladero de matadores. Todo dentro de un buen recibo a la verónica donde conjugo bien los brazos el peruano. Gran media para rezar el pasaje. Se picó poco este astado. La primera vara fue en el piquero que hacía la puerta y la otra en su lugar. Las dos varas fueron con un toro entrando de forma distraída tras galopar suelto por el ruedo. Se quedó fuertecito el tercero para el impresionante quite de Roca Rey. Espatarrado el peruano con los riñones encajados y el compás abierto y en la barriga las ideas de un ‘Revolucionario’. Gaoneras mandonas, muy toreras y explosivas que pusieron la plaza en pie. Tremendo Andrés con un quite de gran parangón. Brindó al respetable en los medios en perfecta comunión con Zaragoza. ‘Tortolito’ no fue precisamente eso, un ‘Tortolito’ puesto que el Cuvillo fue un toro muy encastado y al que hubo que templar. Sacó cositas en la irregular embestida, teclas, exigencias y protestas por arriba. Todo lo quería por abajo el primero de Roca y fue así, como se las planteó Andrés. El peruano apretó muchísimo a su antagonista desde el impávido inicio en los medios. Enterró las zapatillas en los medios pasándolo por la espalda en varias ocasiones. Valor sereno y mucha quietud en ese comienzo. Roca después abrió los caminos para comenzar un trasteo ligado e intenso. Las series por el pitón derecho tuvieron mucha continuidad y transmisión ante un toro que seguía embistiendo con ritmo. Al natural, Roca lo cosió en la pañosa para llevarlo largo con un toreo de compas abierto y muñeca poderosa. La faena era muy enérgica, pero un inoportuno desarme hizo disminuir la intensidad de la misma. El encastado cambió a menos, al sentirse podido aunque Roca Rey no bajó su ímpetu. Feana importante que refrendó de buena estocada. Oreja ante otro Cuvillo encastado…y van tres seguidos.


El cuarto, hijo de ‘Arrojado’ –Toro indultado por Manzanares en la Real Maestranza hace seis años- echó las manos por delante en el recibo de Castella. Blandeó de manos en el saludo el ‘colorao’ al que se cuidó en el caballo. Un tercio burocrático en esta ocasión. ‘Rescoldito’ tenía expresión de nobleza y acometida boyante y pronta en la lidia. Se movió mucho en los primeros tercios. Sebastián Castella brindó a la parroquia. El francés comenzó enclavado en los medios con el pase de las flores. Preciosa apuesta de Sebastián para comenzar el trasteo ante un toro que siempre soltó la cara. Nunca tuvo mala intención de alargar el cuello el de Núñez, pero sí falta poca clase. Se movió el Cuvillo sin demasiada transmisión, lo que hizo que la faena divagara en diferentes picos. A veces más transmisores y otras por el contrario de menos traspaso. No se pareció a su padre este cuarto de la tarde. Labor de Sebastián Castella sin mucha uniformidad por las irregularidades del astado. Espadazo sin puntilla. Ovación.


Reacción extraña la del quinto tras el saludo de Talavante. Cogió el capote muy cerquita de la esclavina el extremeño para soplar varias verónicas personales. Pocas cosas pasaron en la lidia para el recuerdo, sin embargo, en el quite de Roca Rey el Cuvillo colocó muy bien la cara y tranqueó con franqueza. Esperanzadoras embestidas. La suerte de varas de obligado cumplimiento y exenta de castigo. Alejandro Talavante brindó al público. Se tiró de rodillas para comenzar con frialdad y tremenda exposición su faena. Galopó el Cuvillo al encuentro de la muleta con alegría transmisora colándose dos veces al pecho en la sincera figura de Talavante. Se jugó el tipo, tiró la moneda y salió cara. Enorme Alejandro para iniciar las bases de otra templadísima faena. Mucha emoción y verdad en las muñecas de un genio vestido de negro diablo. Definió el español unas muñecas diabólicas porque sólo un demonio es capaz de torear con tanto temple. Alejandro conformó naturales de tremenda plasticidad y valor, toreando tan ceñido como despacio. La ligazón a derechas fue de cante grande con aplomada verticalidad. Todo ante un buen ejemplar de Cuvillo al que tan sólo le faltó algo de más prontitud en la embestida. Tuvo muchas virtudes este gran ‘Contento’ –También hijo de ‘Arrojado’- Personalidad por toneladas de Talavante en otra obra magistral, digna de cualquier museo de arte. La estocada para enmarcarla por temple y colocación. Dos orejas tras aviso después de soñar el toreo.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de La Misericordia, Zaragoza. Séptima de la Feria del Pilar. Corrida de toros. No hay billetes.

Seis toros de Núñez del Cuvillo.

Sebastián Castella, oreja tras aviso y ovación.

Alejandro Talavante, oreja y dos orejas tras aviso.

Andrés Roca Rey, oreja y oreja. 

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