Ureña: "Está claro que han sido dos tardes distintas pero trascendentes para mi carrera"

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Ureña: "Está claro que han sido dos tardes distintas pero trascendentes para mi carrera"



EL AUDIO DE LA ENTREVISTA


Ha sido el soporte de esta feria de Otoño. Dicen que a grandes males, grandes remedios. Nunca más acertada pudo estar la empresa de Madrid al sustituir a Ferrera el viernes en Las Ventas, y el domingo con la de Adolfo Martín. Después de ver, el lleno del domingo, un éxito total y absoluto pese al derecho a devolución. No era fácil anunciarse matando cinco toros en la feria. Paco Ureña, buenas noches.


Buenas noches.


También tiene que ser orgullo que a uno lo reclamen como base de la feria.


Con toda la humildad, sí. Hubo un resultado grande de público y la gente quería verme.


Venías además en un momento impresionante. Queda Zaragoza, pero ¿estás en el mejor momento de tu carrera?


No sé, espero que no lo esté, porque puedo dar más de sí. Sí que estoy marcando mi sitio en mi profesión e intentando demostrar dónde quiero llegar. Afortunadamente estoy a gusto, me siento a gusto en la plaza y con el vestido de torear.


Las dos tardes de Madrid fueron clave y tuvieron dos palabras: pureza y entrega. Se puede condensar también en verdad del toreo y la épica, además de la lírica en un toro de Cuvillo en el que alcanzaste grandes sensaciones.


Yo ya lo he dicho muchas veces. Mi compromiso conmigo y con el toro va más allá de todo lo que yo siento. Lo que sí está claro es que, como bien has dicho, son dos tardes muy distintas en Madrid en las que el público va a verme torear, a ver a Paco Ureña y algo que a ellos les identifica. La corrida de Cuvillo tuve la capacidad y la suerte de tener un toro bueno. Pude mostrar mi toero, y luego con un toro que no ayudó nada, mostrar mi compromiso conmigo mismo. Ese soy yo. La tarde de ayer lo venía yo avisando, que son tardes con corridas que no da muchas facilidades para expresarse, que yo me siento muy identificado con este encaste, pero es muy difícil expresarse y toca tirar de corazón. Pero eso sinceramente no es lo que el público tira de mí.


Entrega su cuerpo el torero sabiendo que no va a poder, con ese tipo de corridas, cortando esa oreja. Es de las pocas veces que la gente protesta cuando un torero se arrima cuando lo normal era lo contrario.


No había posibilidad de triunfo y no querían que me cogiese ningún toro. Pero ese es Ureña, y me da igual que no haya posibilidad de triunfo. Quiero creer que esas protestas y esa manera de hacerlo era porque deseaban que no me cogiese el toro ni me hiciese daño, porque eran conscientes de que era imposible el triunfo. Me voy a seguir entregando cada día que toree, mientras mi corazón aguante.


Te felicito por esa doble actuación excelente, extraordinaria, de madurez y de toreo largo. Fuera, en el callejón, te disgustaste con el toro cornalón que no dio nada de juego. Luego, Adolfo estuvo noble y se responsabilizó y se echó la culpa él. No le gustó. Ahí se demuestra la sinceridad de un torero también.


Yo respeto mucho a Adolfo, además le tengo mucho cariño, pero esto es como cada personalidad. Yo cuento mi verdad y él cuenta la suya. Por mucha confianza que tuviese en ese toro, no encajaba con la corrida. Primero, porque la corrida tenía unas hechuras muy buenas de embestir y ese toro se salía. Y lo más normal es que cuando Madrid ve unas hechuras de unos toros buenas y ve este toro tan grande y detrás de ese viene otro más bajo y en saltillo, lo proteste. Y eso es una pena porque rompe la corrida. Indudablemente por supuesto que es responsabilidad del que embarcó el toro y de la empresa. Porque ese toro, antes de ser embarcado, se dijo que no pegaba con la corrida y en un principio todos estaban de acuerdo en no embarcarlo. La empresa y el ganadero decidieron embarcarlo bajo su responsabilidad, igual que la mía era jugarme la vida con él y eso hice. Pero a sabiendas de que me podía haber hecho mucho daño para nada. Eso es romper la Fiesta, hablando claro. Si la corrida es tan buena, no se puede estropear con ese toro. Ya ha pasado, y le tengo mucho cariño a Adolfo, pero las cosas hay que hacerlas bien. Y no solamente le culpo a Adolfo, sino también de la empresa, que lo embarcó, y que a mí me prometió que no iba a entrar, y entró. Y esa es la verdad.


A poner colofón el Día del Pilar.


Queda mucho para el día 12, queda otra corrida por delante y no sabemos qué pasará. Estoy tranquilo, estoy pasando de mi cabreo y quedan varios días para pensar.


Que se te pase el cabreo porque estuviste extraordinario. Cuando se le pudieron robar muletazos, se le hizo con el estilo de pureza y cuando no te jugaste la vida. El único cabreo es que no le metiste la espada en ese segundo en la tarde de Cuvillo.



Esa tarde, faltaría algo, pero me tiré a matarlo. Cayó desprendida, el toro no se quiso echar, pero ese es el toreo y el sitio. No me obsesiona la Puerta Grande, sino muchas cosas antes que eso, sentir el toreo y poder expresarme cada tarde. 


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