El MAESTRO de grandes figuras y extraordinarios toreros

El maestro de grandes figuras y extraordinarios toreros

POR PJCÁCERES.

Sin tiempo a penas de recuperarnos del mazazo que nos sigue suponiendo la trágica muerte de Iván Fandiño nos llegó la noticia del fallecimiento de Gregorio Sánchez.

En la web de esta “Divisa” hemos titulado “El maestro de las grandes figuras”, y añado: y de grandes toreros.

Gregorio que abrió por 10 veces (una de novillero) la PG de Las Ventas ejerció, una vez retirado de los ruedos, su magisterio para durante 30 años ser la pieza fundamental en la educación como toreros y como hombres de las sucesivas generaciones que pasaron por la Escuela de Tauromaquia de Madrid.

Podría dar más de medio centenar de nombres, a más de un “producto” por año que, en gran figura, figura o toreros imprescindibles de feria han sido el sustento de nuestra tauromaquia desde mediados de los 80 del siglo XX.

Una época larga del toreo que no podría haberse escrito sin la aportación de los pupilos de Gregorio.

De ahí nuestro reconocimiento, más allá de su importante trayectoria vestido de luces, para que hoy rindamos homenaje de justicia ante su fallecimiento, días pasados a los 86 años de edad.

El MAESTRO encarnó tanto en activo como excelso docente los valores del toreo castellano. Recio, adusto, duro, implacable con los alumnos su máxima era llegar, como hombres y como toreros, a la excelencia por la exigencia. Darse coba, poquita.

Unos valores éticos y morales de lucha ante la adversidad y las injusticias y de amor al vestido de torear al que se podía servir de oro, pero también de plata o azabache.

Y es que, mediante tal educación cívica no sólo el escalafón de matadores se iba poblando de extraordinarios toreros, también la preparación psíquica y taurina con la que salían de la “factoría de Gregorio” ha venido procurando un elenco amplísimo de extraordinarios subalternos en aquellos que la fortuna no les visitó en momentos puntuales y hacerse banderilleros sin complejos, con grandeza. Ese es el legado que deja, números irrepetibles en efectivos cualificados de “10” con que su “fábrica” surtió a la tauromaquia en momento de transición generacional muy delicado.

Por todo ello, nuestro lamento por su pérdida y el reconocimiento a un MAESTRO de una escuela que difícilmente tendrá parangón.

No lo tuvo antes y durante, y desgraciadamente en el futuro.

Un fenómeno, nada mediático, discreto pero eficaz, pero de esos que las madres paren pocos en muchos años.

Va por ti, amigo Gregorio, MAESTRO (con mayúsculas)