Ángel Jiménez: “Llevaba sin vestirme de luces desde Valdemorillo de 2015… "

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JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO


Ángel Jiménez dio un golpe ayer en Madrid con la novillada de Conde de Mayalde. En una actuación de peso y poso, el novillero sevillano, tras casi dos años y medio sin vestirse de luces, cortó una importantísima oreja en la primera plaza de toros de mundo. Se siente feliz por haber conseguido el triunfo y también porque dos apoderados, José Luis Moreno y Enrique Peña, se fijaran en él para relanzar su carrera novilleril. Hablamos con el joven.


Supongo que las felicitaciones estarán siendo muchas, pero ¿qué sacas en claro después de todo esto? ¿Cómo viviste la tarde de ayer en Las Ventas?


La verdad que lo he vivido con mucha ilusión. Llevaba tiempo esperando este día y lo he intentado llevar lo más natural posible. Cuando ayer por la mañana llegué a Madrid y paseaba por la plaza de toros, parecía que se venía todo encima… pero viví el día con mucha ilusión. Desde por la mañana hasta que me quité el vestido de torear, he demostrado lo que quiero, cómo siento el concepto del toreo y qué es lo que quiero ser en el toreo.


Hubo novillos potables pero, entre inválidos y deslucidos, no fue un encierro completo, ¿cómo fue tu lote y cómo te viste frente a ellos?


El primero fue un toro que salía muy cogido de fuerzas y lo protestaron bastante, pero al final el novillo no se devolvió y se quedó en la plaza. Perdió las manos un par de veces en el capote, intenté hacerle las cosas despacito, pero le costaba trabajo al animal terminar las tandas. Me dejó dejar algo, a pesar de todo, y fue mi primer contacto con la plaza. Intenté hacerle las cosas despacito y que aquello fuese a más. En cuanto le apretabas un poco más, el novillo se caía. Pero tuve buenas sensaciones.


Todo rompió frente al segundo, en el que tenía mucha confianza. Ya en el patio de cuadrillas confiaba y tenía buenas vibraciones en la tarde. Tuvo ese animal cosas muy buenas. Fue exigente por el pitón izquierdo, por el que exigía mucha colocación. Cuando no me quedaba bien colocado, te avisaba y así me vino la voltereta. Pero estábamos en Madrid y había que apostar por ese lado también. Me puse a torear y me expresé, que es lo que yo quería, que Madrid me viese cómo siento el toreo.


No sé si conocías algo el hierro de Conde de Mayalde. Es una novillada que no suele fallar año a año en la primera plaza del mundo, ¿habías podido ir a tentar a esa casa y conoías algo el hierr?


Sí, dos semanas antes estuvimos tentando. El tentadero salió muy bueno, con becerras muy exigentes, con mucha clase y mucha transmisión. Tuve la suerte también de ver la novillada y llevaba confianza en el encierro, sabía que tenían que saltar algunos toros, algo que no es fácil.


Venías, creo, solamente con una novillada en Almodóvar del Campo, ¿con qué te vas?


Al final se suspendió Almodóvar. Venía solamente con un festival en Écija el año pasado y la última vez que me vestí de luces fue en Valdemorillo en 2015. Me acordaba, sobre todo, de los grandes maestros que llegaron a Madrid y se vinieron arriba para arreglar en una tarde sus carreras. De eso me acordaba, de poder mostrarme como era, quitándome miedo y tapujos de no haber toreado. Yo soy esto y esto es lo que sé hacer y lo que siento. Creo que cuando se pone sinceridad y verdad a todo el mundo le llega.


Le doy las gracias también a la empresa de Madrid por confiar en mí para torear en esta plaza, a la que espero volver pronto. También muy agradecido a la empresa de Sevilla, que me anunció el próximo día 29 de junio en La Maestranza.


Y además dando razones a un apoderado que lo ha sido tanto en el toreo como José Luis Moreno y a otro que es Enrique Peña al que, por cierto, le salió bien el domingo: Pepe Moral triunfó en Sevilla y tú triunfaste en Madrid.

Imagínate. Enrique estuvo muy preocupado por los dos compromisos que tenía. Él se tuvo que quedar en Sevilla para acompañar a Pepe Moral y para estar en su cuadra. A mí me acompañó el maestro José Luis Moreno. Los días previos y el mismo día fueron maravillosos. Para mí era un sueño que desde niño siempre tenía: poder pisar Madrid para poder mostrarme con sinceridad y verdad. Esa plaza se lo merece. Con sus defectos y virtudes, me mostró sinceridad. Conforme vayan pasando los años se irá profundizando en el toreo, pero estoy muy contento por tener a las personas que tengo a mi lado. Cada día aprendo algo nuevo. Yo le cuento cosas que él ya ha vivido, y él me va aconsejando y adelantándose a cosas. Me está aportando mucho tanto en lo profesional como en lo personal. Mis apoderados son dos grandísimas personas.

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