Fermín Rivera malogra una faena con el acero y El Payo por encima de su lote

Oreja al indómito Diego Silveti

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Oreja al indómito Diego Silveti

*Fermín Rivera malogra una faena con el acero y El Payo por encima de su lote



Marysol Fragoso Sosa

Foto: Cortesía Plaza México



La única oreja que se cortó durante la primera corrida de la Feria Guadalupana fue para Diego Silveti que con el cierra plaza recompuso el camino de un festejo que había resultado con poco brillo a consecuencia del escaso juego del encierro que sustituyó al de Barralva que había sido rechazado. Fermín Rivera pinchó al primer toro y perdió una oreja mientras que al Payo correspondió el más complicado.


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Este ha sido el primero de los festejos de la Feria Guadalupana en el que debido a la baja de Roca Rey el cartel quedó conformado por tres toreros mexicanos. El encierro se suplió con un toro de La Joya, el más potable y cinco de Santa María de Xalpa que en su conjunto resultaron deslucidos y con poca fuerza. 

Dos de estos desarrollaron peligro.

Diego Silveti mantuvo una actitud de rebeldía ante la adversidad, en especial con el sexto toro, luego que el primero de su lote no le dio facilidades. Con ese tercer ejemplar lanceó con suavidad a la verónica y se ajustó peligrosamente en un quite por gaoneras. Aguantó los embates del toro por ambos pitones en series arriesgadas. Tras la labor de aliño, una estocada delantera y dos golpes de descabello, se retiró en silencio.


Su faena importante sería con el sexto al que recibió por saltilleras aguantando de muy largo. Una destacada labor de los banderilleros Angel González “Lupillo” y Héctor García dejó el ambiente propicio para que el torero de Salamanca ejecutara en el centro del ruedo, una combinación de cambiados por la espalda y muletazos que electrizaron a la afición que en esta ocasión alcanzó los 10 mil aficionados.


En los albores de la faena muleteril, el burel se fue a tablas, frente a toriles. Tuvo que ser en ese terreno donde Diego planteara una estrategia con recursos y valentía para ir obteniendo los muletazos. Estos fueron vibrantes. Remató de estocada fulminante, en cuya ejecución el torero se llevó todo el mérito toda vez que el burel se puso andarín y lo tuvo que “cazar” para lograr la suerte suprema que puso en sus manos el apéndice.


Fermín Rivera con el toro de La Joya mostró sus lances de filigrana y con la muleta tuvo un esperanzador inicio con tandas de trazo largo por ambos pitones y logró hacer crecer la faena, la cual concluyó al segundo viaje con el acero para perder una oreja. El cuarto presentó una desacompasada embestida, calamocheaba y desarrolló peligro.


El lote más complicado correspondió al Payo. Gustaron mucho las verónicas al segundo toro que se lastimaría la mano izquierda y no lograba mantenerse en pie por lo que fue lidiado entre la poca paciencia de los asistentes. El quinto salió yéndose al pecho del torero que hizo el esfuerzo por lidiarlo pero que ante los reiterados derrotes que buscaban hacerle daño, optó por despacharlo pronto.


FICHA

SÁBADO 10 DE DICIEMBRE.

CIUDAD DE MÉXICO. Plaza México. Séptima corrida de la Temporada Grande. Aproximadamente 10 mil personas en tarde fresca.

UN TORO DE LA JOYA Y CINCO DE SANTA MARÍA DE XALPA. Bien presentados. A excepción del primero el resto dio escaso juego. PESOS: 528, 498, 510, 488, 499 y 469 kilos.

FERMÍN RIVERA (canela y oro):

Ovación y silencio

OCTAVIO GARCÍA "El PAYO" (tabaco y oro):

Silencio en su lote

DIEGO SILVETI (blanco y plata):

Silencio tras aviso y oreja

INCIDENCIAS: Saludaron en el tercio los banderilleros Ángel González y Héctor García. Se rindió un minuto de aplausos a la memoria del matador Manolo Espinosa “Armilla”.

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