Felipe Negret ha luchado, sin desfallecer, denodadamente, sin brindis al sol, de frente y por derecho contra la cerrazón del ex alcalde y ex de las FARC (Petro) –infatigable anti taurino- y la melifluidad del primer munícipe actual Peñaloza para conseguir la apertura de Bogotá.

Bogotá: el fuero y el huevo

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EDITORIAL

PROGRAMA LA DIVISA DEL 21 DE NOVIEMBRE 2016


PEDRO J. CÁCERES



Bogotá: el fuero y el huevo


Ya está todo listo para que Bogotá reinaugure la Santamaría el próximo 22 de enero. Juli, Bolívar y Roca Rey será la terna que tenga dicho privilegio.

Privilegio que lo es para hacer historia después de los avatares por los que ha pasado la tauromaquia bogotana que llevó a un puñado de chavales con sueños toreros a hacer una huelga de hambre y a concitar a las figuras mundiales, aficionados colombianos y escasa prensa no nativa (yo sí estuve allí en un ida y vuelta en 48 horas) a hacer un esfuerzo de kilómetros aéreos y su coste económico.

Todo con un plus de tenacidad insuperable por parte de la agraviada Corporación Taurina que encabeza Felipe Negret que ha luchado, sin desfallecer, denodadamente, sin brindis al sol, de frente y por derecho contra la cerrazón del ex alcalde y ex de las FARC (Petro) –infatigable anti taurino- y la melifluidad del primer munícipe actual Peñaloza.


Por todo ello ha extrañado el cartel de efemérides; si bien extraordinario de mestizaje generacional, de gran figura, gran proyecto y última esperanza nacional y un crisol de latinidad taurina como exponente de la universalidad de la Fiesta en su expansión reciente: Juli, Bolívar y Roca Rey.


Una excelente combinación, una gran terna para una temporada de 5 festejos, pero quizá sin la suficiente fuerza para garantizar la movilización a la afición mundial, americana y colombiana hasta llenar y algo más –convertir la fecha en la Fiesta mundial de la Tauromaquia- la asolerada plaza que ha visto reducido su aforo hasta los 10.000 espectadores y que tampoco responde a ese “efecto” de romanticismo melancólico (añorante) de la Santamaría antes de la prohibición ni su etapa más esplendorosa.

El coraje de Negret no se ha visto recompensado a la hora de la “parte seria” de confeccionar una tercia para celebrar el “Día de la Libertad” ni tampoco para consolidar una temporada que anime a un abono yermo.

Por ello su enfado, su frustración y su aviso a navegantes en que si no se ayuda a Bogotá puede ser el cordón a prender para que la dinamita explosione y haga ir estallando en pedazos una tauromaquia, no solo americana (Barcelona, S. Sebastián, etc.) en cuarentena capitalinas (Quito, Caracas) y más.

Así ha dejado entrever, con ambigüedad calculada, que el motivo de la insolidaridad e irresponsabilidad de las figuras para no estar en Bogotá –en cualquiera de las 5 fechas- es tan sólo por motivos económicos mezquinos y la prepotencia e insolencia de algunos apoderados (al fin y a la postre mandatarios).


ES EL FUERO. La síntesis, el título, antetítulo, subtítulo y un par –o tres- de sumarios.

La letra grande, tan grande como simple, para en un “totum revolutum” meter en el mismo saco a Ponce, Manzanares, Talavante, Morante y López Simón entre otros. ¡Ah! Y José Tomás.


¿Y EL HUEVO? Yema y clara chascada la cáscara.

No sólo el “mardito parné” y la voracidad torera han podido ser las causas de tantas y tan significativas ausencias y que evidencia problemas estructurales de no fácil solución en la tauromaquia colombiana como es el problema ganadero y más en una plaza de 1ª donde se recomienda, más que exigir, un toro más aparente que el de “tipo fino” de otras ferias. Y ese es uno de los puntos de conflicto de la letra pequeña de este episodio.


Por otro lado, la legitimidad de muchas de las figuras mentadas a entender que tendrían que haber sido llamados en orden preferente por razones obvias. Y quizá las prisas provocadas por los devaneos municipales no han posibilitado el sosiego y el tiempo suficiente para establecer la escala de prioridades


Son especulaciones lógicas que se deducen del hermetismo con que evaden el debate no sólo los “acusados” sino el fiscal al que “La Divisa” ha intentado localizar, sin éxito, con tanto ahínco como él en conseguir la hazaña que todos reconocemos, valoramos y agradecemos.


Fuera a parte el caso J. Tomás, tan particular como siempre, Ponce y Manzanares se consideraban, por derecho propio –y yo lo creo también- merecedores de ser protagonistas de la Fiesta de la Libertad.

El MAESTRO por su trayectoria en el coso capitalino. Lo de su temporadón “va de soi”.

Manzanares, además de su currículo en la anterior Santamaría y su condición de gran figura de la actualidad (apoteósica PG en Las Ventas) acudió “de luto riguroso” a apoyar la gran manifestación del 12 de noviembre de 2014 sin haberse cumplido las dos semanas del lamentable fallecimiento del GRAN MAESTRO: su padre.


Ignoro cuales han sido las procelosas negociaciones con el apoderado del alicantino. Si se contó con él para inaugurar, o no, una vez se decidió que la 1ª cabeza de cartel fuera El Juli (ni un, pero) y que pasó después para no hacer la temporada.

Sí me consta que para el acontecimiento (evento dicen por allí) no se estimó la participación de Enrique Ponce.

Quizá por otros planteamientos respecto de dosificar el elenco de figuras y mantener la intensidad en los 5 festejos programados y por La “hipoteca nacional”; ilógica en una fecha en que más que nunca la Tauromaquia no debe, ni puede, establecer fronteras.

Pese al dolor de trato Ponce estaba dispuesto a colaborar y anunciarse en cualquiera de los otros festejos sólo a condición de matar la que para él era el encierro de mayor garantía para volver a Bogotá a triunfar como le era habitual antes del cerrojazo. Pidió la corrida de Ernesto Gutiérrez. Estaba dada en exclusiva para el evento.

A partir de ahí ni se habló de dinero. Un referente que podría explicarlo todo, o casi.


El fuero y el huevo. Libertad sin ira.




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