Un cornalón se llevó el sevillano en el sexto al entrar a matar, un puntazo recibió Guillermo Valencia en el quinto y una oreja paseó del buen cuarto Juan Miguel. Excelente novillada de Guadaira; todos los novillos con opciones

Toreo y sangre de Serna, oreja Juan Miguel en Madrid

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MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO- CULTORO.COM


Se presentaba el novillero sevillano Rafael Serna esta tarde en Madrid como uno de los punteros del escalafón menor y tras haber destacado en la Real Maestranza de Sevilla. Lo hacía junto a dos compañeros como Juan Miguel y Guillermo Valencia ante una novillada de Guadaira que hace tan sólo siete días, precisamente en el Baratillo, lidió varios novillos de ensueño.


En tafalleras se convirtieron pronto las verónicas del saludo de Juan Miguel al primero, distraído de salida pero humillado en los embroques del garboso recibo. Protestó en el caballo el animal, que se vino largo a los medios, donde le esperaba con la muleta Juan Miguel. Lo pasó y lo pasó el chaval, acomodado al ritmo del castaño en ocasiones, trompicado en otras, pero siempre con tanta decisión como poco gobierno. Faena a menos que se premió con ovación.


Con una larga de rodillas en el tercio saludó Guillermo Valencia al apretado segundo, con menos perfil pero más cuajo. Brilló el colombiano en el manojo de verónicas que le ganaron el paso hasta los medios. También lo hizo Rafael Serna en el quite por el mismo palo, donde ya esperó mucho más el de Guadaira. También este se arrancó con prontitud en los estatuarios del novillero, que le quiso asentar la planta muy pronto con la diestra, soportando el punteo final en el trapo. Más embarullado al natural, donde dejó algún muletazo suelto sin ligazón. A menos el final de faena, con desarme a destiempo y un mal manejó de la espada ante el manejable novillo, que dejaron en silencio tras aviso la valoración.


El castaño tercero, escandaloso de pitones, salió abanto de telas y renuente a los embroques con Serna, que se limitó a lidiar por abajo. Largo se arrancó al penco y a oleadas en el quite por gaoneras de Juan Miguel. Serenidad y frescura tuvieron los doblones de Rafa Serna en el inicio, en línea y con temple. Estructuró perfectamente el sevillano en el novillo de su presentación, y supo muñequear con sutilidad para imponerse al geniecito de un animal que, sin embargo, tenía voluntad para tomar el trapo hasta que llegó la imposición. Tuvieron sabor los ayudados del final, pero en los dos pinchazos previos se dejó cualquier premio. Silencio tras aviso.


Un gran pitón izquierdo mostró el cuarto desde que salió, y embistió repitiendo en las verónicas con que lo recibió Juan Miguel. Gran puyazo el primero de Israel de Pedro, que tenía picado al toro un metro antes de llegar al peto. Extraordinario de calidad y clase fue el novillo de Guadaira, que le humilló despacio las embestidas para que lo torease a placer. Pero le faltó gracia a un voluntarioso Juan Miguel, que manejó con soltura la mano izquierda, aunque le faltó brillo para redondear la faena. Tuvo el suficiente para irse con una oreja de un lote de tres.


Solvente fue el recibo de Valencia al quinto, que se movió y repitió hasta la larga cambiada de rodillas que sirvió de remate. Tuvo transmisión el de Guadaira en la muleta, pero tuvo dos problemas el colombiano muleta en mano: uno de temple y el otro de colocación. Porque lució valor para pasarse cerca la embestida, pero no mando para vaciarla en el lugar correcto ni pulso para que no le puntease, y así se le fue el trasteo. Se tiró con rectitud a matar y allí lo tiró al aire el animal, propinándole un puntazo en el bajo vientre. Mató Guillermo al de Guadaira para escuchar silencio tras aviso.


La continua tendencia a salir suelto del sexto deslució el saludo a la verónica de Rafa Serna, que sí pudo brillar, sin embargo, en el quite por chicuelinas. Pero fue con la muleta cuando el sevillano sacó el toreo caro, la serenidad y la compostura para asentarse en Madrid. Supo darle tiempos y aplicarle pulso al de Guadaira para soplarle naturales lentos y macizos, sin ligazón por la falta de repetición del utrero. Soberbios fueron a pies juntos en el final de faena, antes de que, al entrar a matar, el novillo le metiese el pitón en el muslo de un certero derrote. La ovación que le tributó Madrid la recogió la cuadrilla.


FICHA DEL FESTEJO


Plaza de toros de Las Ventas. Novillada con picadores estival.

Novillos deGuadaira,pronto, alegre y repetidor el buen primero, manejable aunque de cara suelta el segundo,con transmisión y cierto genio el manejable castaño tercero,de gran clase, repetición y tranco el extraordinario cuarto, ovacionado,repetidor y con transmisión y cierto genio el aprovechable quinto, obediente y humillado sin repetición el sexto.

Juan Miguel, ovación y oreja.

Guillermo Valencia, silencio y silencio tras aviso.

Rafael Serna, silencio tras aviso y ovación recogida por la cuadrilla.

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