La lluvia se hizo presente en el primero. Literalmente que cayó la mundial, aguacero del bueno. Miguel Ángel Perera pasó por la embarrada tierra que se iba poniendo más barrosa tras el trascurrir de la lidia. Y con las protestas de mia miau del 7. Faltó más trapío para el Cuvillo que tuvo buena condición a diestras, faltando cierto poder en sus apoyos. Perera se asentó en rondas a diestras, corriendo la mano templada. Con el cuarto, el mejor del encierro, pasó sin decir mucha cosa en el capote del extremeño. Pero Ambel deslumbró su manera de colocar la cara, de una clase excelsa. Esa que mantendría con categoría suprema para que Perera se rompiera a diestras como pocas ocasiones. Aquilatado el torero y a más el enclasado negro.Un cambio tuvo luz propia. Ahí quedó lo más granado, el negro cantó la gallina. Se pasó de faena Perera hasta los dos avisos.
Talavante volvía a Madrid después de su paso de puntillas en 2022. Y a decir verdad, volvió con más ganas, con otro ánimo. Se abrió por verónicas garbosas de mano bajo al cuvillo. Prometía albores de ritmo en sus embestidas, pero quedó a cuenta gotas. Talavante deslumbró su diestra en dos rondas cortas, precisas. Lo que el toro permitía. A zurdas se quedó todo a medias, quedándose cortito el burel. El quinto, justito se trapío, no se desplazó, con el freno de mano echado. Talavante anduvo buscando las vueltas sin respuesta.
Ginés Marín sorteó el lote más deasborio. El tercero no tuvo mal aire, con cierto estilo pero sin romper, faltando entrega. Marín se justificó con apatía. El sexto se dejó sin más, noblón. GM cuando le engarzó a diestras subió el tono. Para estar de otra guisa.
Plaza de Toros de Las Ventas. Lleno de no hay localidades. Toros de Núñez del Cuvillo (1° y 2°) y Victoriano del Río, venidos a menos y desiguales de presentación.
Miguel Ángel Perera, silencio y silencio tras dos avisos
Alejandro Talavante, silencio y silencio
Ginés Marín, silencio y silencio
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