Manuel Escribano: ​" En Sevilla rocé y se acercó el toreo que busco y sueño"

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" En Sevilla rocé y se acercó el toreo que busco y sueño"


" Al toro le faltó vida y rotundidad por el lado izquierdo para que se llegase a indultar"




Entrevista por Pedro Javier Cáceres



Siete años después, desde aquel 13 de abril del año 2016, un hijo de Cobradiezmos llamado Patatero propició otra vez el encuentro entre la sangre de los toros de Victorino con el corazón, con la técnica y, sobre todo, con el buen toreo al ralentí de Manuel Escribano.



Mi máxima enhorabuena.


Muchas gracias. Un placer.


La faena al 5º es una ratificación de tu toreo de mano baja y de pulso.


El otro día pude disfrutar y Dios quiso que pusiera en mis manos un hijo de Cobradiezmos, que tan buena sangre está dando. Patatero me dejó torear a la velocidad, a la altura que me gusta y quiero. Lo pude torear por abajo con lentitud. Muchas veces este tipo de toro te lo permite y además es lo que quiere. Toreé mejor a este toro que a Cobradiezmos, para mí. Rocé, junto al toro de Adolfo de El Puerto, lo que busco y sueño. Al toreo que macho día a día. Y que un toro te permita gozar de esos muletazos y más en Sevilla.


¿Qué faltó para ser de indulto?


Le faltó vida, por ahí hablan de fuerza. Yo creo que fuerza no le falta, porque para embestir a esa altura es muy difícil. Y más desde tan pronto hasta el final. Es muy difícil y exigente para el animal. Igual de exigente para el trazo y para el torero. Es muy difícil torear desde tan pronto y tan largo. Yo creo que ahí es donde está el valor de verdad porque hay mucho trazo donde puede pasar de todo. Fuerza tenía porque esa embestida es muy exigente. Sí le faltó vida, a lo mejor de empujar más y rotundidad en la misma embestida por el lado izquierdo. Le costó trabajo y se atascaba, le costaba mucho más trabajo seguir los chismes. Le faltó ese punto para ser completo. Si lo hubiera tenido, se le hubiera pedido el indulto perfectamente. Y en mi cabeza hubiera rondado buscar esa rotundidad para buscar el rabo.


La faena rompe cuando toca la música. En ese redondo con la derecha.


Mira, te cuento las cosas como son, y siempre las digo tal cual con la mano en el corazón. Hay un momento en una tanda que abro los brazos como diciendo que lo estoy cuajando, lo estoy toreando a una velocidad perfecta. También, al embestir así tiene muchas imperfecciones: se arrodilla, pierde las manos, se queda parado y si hay un toque de más que lo dejas parado…y con eso iban muletazos muy buenos y tandas muy buenas. Y aguanté un par de miradas que es fundamental en este tipo de toro y esas pruebas que te hacen este encaste para saber si estás ahí de verdad. En ese momento sentía el peso de Sevilla que medía lo que estaba pasando, para ver si eres capaz de pulsear estas embestidas. Y eso parecía que me lo estaba diciendo mi cabeza. Hasta la 4º tanda no rompe la música, y llevaba unos cuantos muletazos. Ese es el peso de una faena grande y una plaza grande Además, también es la exigencia de cuajar un toro así en una plaza como Sevilla. Cuando sale, es la caña.


El objetivo era abrir la Puerta del Príncipe, si el toro hubiera sido más rotundo, pero con el primero de tu lote mostraste la capacidad que tienes.


La Puerta del Príncipe me quita el sueño, pero el otro día pasó a un segundo plano. Si te dan a escoger torear un toro como Patatero o salir por la Puerta del Príncipe…no sabría qué escoger. Si el toro me lo da por el lado izquierdo, cuidao. Respecto al primer toro, si me hubiera dado unas embestidas más, hubiera tirado hacia adelante. Y le hubiera metido mejor la espada porque estaba trasera. Y en ese toro sentí el respeto del aficionado. Era un toro que te tenias que poner para que te cogiera, era la alimaña. Había que tener fe para ponerte ahí y saber que no te coja. Había que estar seguro y dispuesto porque no pasaba de la bragueta por el izquierdo, porque por el derecho pasaba más. Fue un toro para mí, para sentirme orgulloso de haberlo entendido y aguantarlo. Le dije al apoderado que me iba a poner y no sabía lo que iba a pasar. No me dejé nada para el otro.


Ahora viene Miura.


Ahora se disfruta el momento, pero hay que olvidarlo. La siguiente es Miura. Ahora, lo bueno, es que puedes ver la corrida repetida y sin las emociones a flor de piel para corregir. Son faenas imperfectas y puedas sacar cosas en claro. Ahora se vuelve al trabajo para limar cosas y torear mejor.


No tienes Madrid. Ojalá no pase, nada pero unos las firman y otros las torean.


Dios quiera que no le pase nada a nadie. El toreo es duro y caprichoso. Madrid está ahí, está Otoño y el año que viene. Quiero seguir conquistando plazas y en Madrid tengo que conquistar, a pesar de que haya triunfado. Es de las plazas que uno siente que tiene que conquistar.  La plaza ahí está. El toreo es así.


Disfruta de este triunfo que te lo has ganado a pulso.


Ya había un triunfo antes de salir a torear porque era una corrida de Victorino muy buena de hechuras, que es el tipo de toro que tiene que ir. Con seriedad. Y había tres toreros que entendíamos ese tipo de toro para dar el espectáculo que dimos.


Y que llenasteis la plaza.



Sí, va la gente cuando sabe que hay toreros que van a dar lo que quieren.

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