Marcos Linares: “El novillo que más he disfrutado este año fue de la ganadería de El Pincha en la Feria de Calasparra”

|

Linares 3u00ba 1024x684




“El novillo que más he disfrutado este año fue de la ganadería de El Pincha en la Feria de Calasparra” 


“ Desde que he terminado la temporada, quiero ir a Madrid el año que viene porque es la opción más factible para mi carrera”




Entrevista por Alejandro Martín Carabias...


Hace unos días terminó la temporada para un novillero que debutó este año allá por primavera en Morón de la Frontera y poco a poco se ha dado a conocer. Hablamos de Marcos Linares.


Enhorabuena por el debut con picadores.


Muchas gracias.


¿Soñado?


Sí, además fue una novillada que se hizo con todo el cariño del mundo para chavales que debutaban con caballos. Y estoy agradecido al empresario José María Garzón, que nos dio la oportunidad de no solo debutar con caballo, sino también de torear en una feria de primera categoría como Córdoba.


¿Se esperaba entrar en Córdoba o la mentalidad era disfrutar del debut?


Quería disfrutar del día de mi debut. Si entraba en Córdoba lo iba a recordar. Pero, el día de mi debut fui con las ganas de disfrutar ese día y las cosas saliesen como queríamos. Tuve suerte porque me embistió un novillo de Julio de la Puerta, al que le corté una oreja y gracias a eso entré en Córdoba. Y era uno de los sueños que tenía: poder torear en Córdoba.


¿Cómo recuerdas ese día de Morón de la Frontera?


Fue un día raro, porque fue por la mañana y lo que sí me acuerdo fueron las noches sin dormir que pegaba con mi mozo de espadas. Cuando no podía dormir, lo llamaba. Porque era la ilusión de un niño de 17 años que iba a debutar con caballos. Y no solo la ilusión, sino también el miedo y la responsabilidad de no saber lo que se iba a encontrar.


¿Notó mucho el cambio del eral al novillo?


Lo empecé a notar en el campo antes de mi debut. Fue unos días antes en El Añadió, que maté un toro. Ahí sí que lo noté, y lo noté muchísimo. Pero, cuando llegué a la plaza hubo como una nube de ilusión y de felicidad y casi que ni lo noté. Pero, más adelante sí que he notado que es mucho más diferente torear un novillo picado que un novillo sin caballos.


¿Qué diferencias hay o qué diferencias has encontrado?


El novillo sin caballos se mueve mucho más. Y al novillo hay que traerlo enganchado y llevarlo hasta donde tú quieras. Porque si no lo llevas metido dentro de la muleta, eres hombre al agua.


Aparte de Morón, ¿cuál ha sido la que más has disfrutado o te ha ayudado a avanzar como torero? Y has toreado alrededor de la veintena de festejos.


Sí, 20 tardes. Ha habido tardes bonitas como las de Morón, Córdoba, Santander, Sevilla, Calasparra, que fue una de las ferias más importantes de novilladas en las que he estado y tuve la suerte de ganarlo. Resulta raro decirlo, pero la que más me ha ayudado como torero para crecer ha sido la última en Cazalla de la Sierra. Fue como un volver a empezar porque yo pensaba que había acabado la temporada en Arnedo y estuve un mes parado hasta que salió la novilla de Cazalla de la Sierra. Tuve la misma ilusión que al principio. Y yo sabía que en esa novillada tenía que darlo todo para que el año que viene empezara con buen pie y con ilusión para entrenar e ir al campo. Ha sido una novillada que me ha dado mucha moral para continuar.


¿Cómo es torear de borbónico?


Raro porque uno no está acostumbrado a ponerse un traje especial para una novillada. Pero porque estamos acostumbrados a sentir la presión del vestido de torero, que es como realmente tú te sientes torero. Pero, había que darle el sitio que merecía. Había que respetarlo.


Dime el mejor novillo que has toreado.


Fue un novillo de El Pincha de nombre “Oloroso” en Calasparra, porque un día antes había toreado en Peralta y me encontré con un novillo que me desmoralizó. Yo decía que no sabía torear, de verdad. Me acuerdo de que cogí una muleta esa noche y decía que no sé torear. Y fue realmente un trago para mí. Después, llegué a Calasparra desmoralizado, sin saber coger una muleta y me encontré con ese novillo que me puso en el camino. Y otra vez pude volver a saber lo que era mi concepto del toreo, que llevaba tiempo sin poder expresarlo. Y gracias a Dios, esa faena me sirvió para ganar la Espiga de Oro de Calasparra.


Lo que es el contraste del toreo.


Hay días que las cosas vienen de cara y otros días que las cosas no vienen tanto de cara. Pero, bueno, realmente eso es el toreo. Yo entiendo el toreo que debe de haber días en los que un toro te deje sin opciones, pero tiene que haber días en los que tú roces tu punta como torero. Por eso se da valor a la fiesta: porque no puedes controlar al toro.


Me imagino que el peor novillo fue el de Peralta.


Pues sí, prácticamente en menos de dos días me encontré con el peor novillo que podía torear y el mejor.


¿Qué sensaciones tuviste en ese impasse?


Fue un poco desagradable porque llevaba dos novilladas en las que la espada no había salido bien y había perdido las orejas con la espada. Y llegó ese día y fue como si una montaña se me viniera encima. Yo pensaba que no valía para ser torero, que no podía ser torero de ninguna manera. Y por la noche, cuando llegué al hotel, me dormí sin pensar en nada ni en nadie. Sólo pensando en que no podía llegar a ser figura del toreo, que era mi sueño. Y eso era lo que más me dolía. Y al día siguiente estuvimos de viaje hasta Calasparra, y era un viaje largo, y me tiré todo el viaje sin hablar. El día de Calasparra solo hablaba lo justo y con mi mozo de espadas. Y me dijo Gonzalo, mi mozo de espadas, que la palabra más fuerte que me salió fue cuando le puse la muleta por primera vez a ese novillo de El Pincha, que tanto me dio y me puso a poner en órbita como torero y a poder pensar que sí podía ser figura del toreo y confiar en mi concepto.


¿Cuándo se quitó el vestido en Calasparra qué sintió?


Fue una tarde muy bonita, porque por lo que había pasado días antes, pero cuando me lo quité pude comprender lo que era el toreo en ese momento. El toreo es una cosa extraordinaria, que no todos los días puede ser lo máximo, pero que, cuando sale, sí que te das cuenta por lo que quieres y luchas.


El año empezó mal porque hubo la pérdida de su apoderado de Emilio Moreno.


Sí, empezamos con muchísima ilusión en el debut, porque cuando salió el debut ni siquiera tenía apoderado. Y a partir de ese debut, Emilio Moreno se ilusionó conmigo y pocos días después lo perdí. Pero son circunstancias que pasan en la vida. Y puedo decir que, hasta ahora Emilio Moreno, como persona que no tiene nada que ver conmigo, ha sido la única, como personaje del mundo del toro, que se ha ilusionado conmigo. Porque sí que tengo que agradecer a Joselito Rus, que es mi banderillero de confianza, por lo que ha apostado por mí y a María de la ganadería de El Añadio. Pero esas personas lo hicieron porque me tienen cariño y porque me quieren. Pero, él lo hizo porque se ilusionó conmigo como torero. Y hasta ahora que me encuentro sin apoderado, desde que murió Emilio, no he encontrado una persona que se ilusionase tanto conmigo.


Me imagino que entra en su cabeza torear en Las Ventas.


Sí, desde que terminó la temporada, quiero ir a Madrid. Y creo que es la opción más factible para mi carrera. Pero no me atormenta ni me quita el sueño. Allí tuve unas sensaciones que fueron las mismas que cuando entras a una plaza de toros…Vi que esa plaza me hacía bien. Fueron sensaciones que no sé explicarte… Tengo muchísimas ganas de verme anunciado, hacer el paseíllo y sé que ese día pueden cambiar muchas cosas.


¿Cuál es la que le quita el sueño hoy en día?



Pues a mí hay plazas que me es más difícil torear. Y hay plazas en las que sueño con torear, pero, a mí, realmente, el que me quita el sueño es el toro.

Sin comentarios

Escribe tu comentario




No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.