​¿Por qué las plazas de toros no?

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PJC.N.6

EDITORIAL (PROGRAMA LA DIVISA DEL 15 FEBRERO 2021)

PEDRO J. CÁCERES



¿Por qué las plazas de toros no?


La fotografía que ilustra este editorial está protagonizada por el grupo Taburete, que durante estos días está presentando una nueva gira llamada ‘La Broma Infinita’ con su disco más personal del mismo nombre. Taburete ha actuado durante los días 8, 9, 10 y 11 de febrero en el Teatro Nuevo Alcalá de Madrid con las normas sanitarias a cumplir por todos los asistentes a rajatabla.

La pregunta es, ¿por qué en las plazas de toros de todo el país no? ¿Por qué no se utilizan recintos abiertos, semicerrados (como las plazas de toros en las que la cubierta se puede correr) o cerrados para dar toros este invierno? ¿Por qué las Administraciones (de uno u otro color, da igual) dan alas a actos musicales y las coartan a los espectáculos taurinos? La respuesta es clara: porque el mundo del toro no ha hecho una revolución similar a la que ha llevado a cabo el sector musical o el de la hostelería, a la que permitirán abrir con restricciones. Y las movilizaciones de junio lejos quedaron, muy lejos…

Ya quedó claro el año pasado que Fuengirola, Osuna, El Puerto de Santa María, Huelva, Plasencia, Arles, Nimes o Córdoba como plazas más relevantes, fueron un éxito de convocatoria -dentro de la limitación de aforo- y organización de festejos con todas las medidas sanitarias por bandera se refiere. Y un éxito de resultado: ni un solo rebrote en las ciudades mencionadas en los últimos quince días. Ni uno.

Y, además, quedó clara otra cosa para quienes quieren comparaciones, que ya se sabe que son odiosas: el público de los toros, heterogéneo, de toda clase y condición en edad, sexo y estatus social no es el público del fútbol, con el que nos han querido odiosamente comparar al tener éste cerrados los estadios. El respeto, la pasión controlada y el no enfrentamiento –por carecer de bandos- hace que sea un espectáculo distinto… y seguro. Y no es igual controlar 5.000 personas en el acceso y la salida, amén de su modélica actuación durante el espectáculo, que entre 15.000 o 70.000 según aforos y limitaciones. Y ejemplos los hay: en Las Ventas sólo se necesitan 2 policías para 24.000 personas; en el Barça-Madrid, un partido con 99.000 espectadores, se requieren 5.300 efectivos.

Si en bares y restaurantes se permiten agrupaciones de familia y amigos hasta diez ¿por qué en los toros no? Y a partir de ahí las distancias sanitarias que se han cumplido escrupulosamente en todos los espectáculos taurinos que se han ofrecido hasta la fecha.

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