Niño de la Capea: “El motivo de mis inicios, en realidad, fue el hambre”

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LOS INICIOS


Mis comienzos fueron de muy niño. Me di cuenta de que vivíamos en una marginalidad social, económica, y era necesario salir de ese pozo oscuro, y cayó en mi barrio la Escuela Taurina, “La Capea”. Fui allí con 8, 9 años y vi que se podía hacer el camino de tirar para adelante y tirar de la familia.


 Hoy el motivo de mis inicios, en realidad, fue el hambre. El que me dio el primer empujón para ser torero en la escuela La Capea.


LA RIVALIDAD CON JULIO ROBLES



Mi relación con Julio Robles al principio fue muy tensa, y muy de tú a tú en la plaza, nos mirábamos como enfrentados, pero era más del producto de la gente, de los vecinos que nos estaban echando a pelear todo el día. Pero al final terminó aflorando lo que tiene que aflorar entre los toreros, que es la admiración mutua, el cariño, porque los dos coinciden en el mismo sueño. Y terminé siendo muy, muy amigo, de Julio y siendo un admirador de él y extrañándolo mucho toda mi vida, lo voy a extrañar muchísimo.


FIGURA DEL TOREO EN ESPAÑA Y LA CONQUISTA DE MÉXICO


México para mí fue muy importante, porque, aunque- bien es cierto que desde el primer día que llegué a México, en el año 73, ya corté mi primer rabo en Guadalajara y debuté a México con una de mis grandes faenas, allí, que fue al toro “Alegría “de Reyes Huertas-bien es cierto que a partir del año 84 ,85 me redescubrí México.

Me aportó mucho a esa falta que nos hace a los toreros sentirnos artistas por el temple del toro, por el sosiego del día a día, de venir sin prisa que es muy de México. Aquello me dio un sosiego especial, me descubrió una parte de mí que no iba a ser solo guerra, solo enfrentamiento con el toro, sino que era disfrutarlo, templar, saborearlo. Y eso sí me lo dio México.

Por lo tanto, creo que mi época en México, digamos en mi reencuentro con mi parte artística, con mi parte del sentimiento de torero, fue a raíz de la temporada 84, 85 y sucesivas.


Y prueba de ello que le cogí un cariño tan especial que hubo años que no toreé en España y toreé solamente en México, porque para mí era más importante en aquel momento olvidarme de ganar dinero para concentrarme única y exclusivamente en sentirme torero, ser torero y sentirme respetado y admirado por un público tan difícil de conquistar como es el público México.


LA TAUROMAQUIA DE “NIÑO DE LA CAPEA”


Mi concepto del toreo, la verdad es que, no ha cambiado desde mis inicios.

Yo me di cuenta de una cosa muy sencilla: que lo primero que tenía que hacer era conocer el toro para poder con él y una vez que yo sentía que podía con el toro, que era el dueño de la situación, del conocimiento de los terrenos, de la distancia, entonces podría torear como mi expresión lo sentía.

Entonces sigue siendo vigente. Yo creo que lo que hay que hacer es primero poder al toro, ser el dueño de la situación, de todas las distancias, de los terrenos, la altura de los engaños y a partir de ahí empieza a aflorar el sentimiento de un torero.

Eso siempre lo he considerado así y lo considero así. Y creo que todo el torero que no es capaz de dominar al toro, de conocer los terrenos y distancias, todo ese tipo de cosas, no puede exteriorizar sus sensaciones, sus sentimiento, porque siempre va a tener una especie de agobio por el toro.


O sea que lo primero, para mí, es poder al toro para poderlo torear a gusto.


RESTO DE AMÉRICA Y…QUITO


Quito siempre ha significado una feria de la alegría. La feria de la convivencia, una feria donde te sentías a gusto porque te sentías a arropado. Siempre me impresionó muchísimo. En Quito siempre el cariño, la fe y la fuerza con que se cantaba al inicio de cada corrida el himno nacional. Aquello era que ponía - y me sigue poniendo- los pelos de punta, cuando lo recuerdo.

Y recuerdo mucho las reacciones de la gente cuando hacías una cosa importante a un toro con ese eco hacia arriba, hacia el cielo. Es un eco que no rebota en el suelo como en otras plazas quizás por su forma de copa van al cielo y te transportan, y la altura de Quito, eso a mí me sigue emocionando.


Creo que es una de las ferias que hay que recuperar. Es una de las ferias que demuestran la alegría que proporciona el toro en la gente. La pasión con que se vive. Eso es único en el mundo. En muy pocas ferias, en mi vida, he notado esa tan inmensa y contagiosa para los toreros como la Feria de Quito. La verdad es que hay que luchar por recuperarla porque ha sido un santo y seña y lo tienes que seguir siendo.


GANADERO


La faceta de ganadero empezó un poquito por accidente, pero después me di cuenta de que por el azar de la vida había caído en mis manos una ganadería de las pocas que quedan en el mundo de encaste puro y -como yo tenía el recuerdo de México, de la pureza de sangre con que allí han manejado la ganadería- pensé que podía ser un proyecto bonito consiguiendo que no desapareciera el encaste Murube. Creo que lo vamos consiguiendo poco a poco.

Esa es una labor, que lo bueno es que sirve para toda la vida. No es como el toreo que cuando fallan las facultades hay que dejarlo para toda la vida y ahí estamos luchando, porque esa ilusión no se pierde jamás.

Para mí es un revulsivo diario de mi amor por la fiesta.


HIJO Y YERNO TOREROS


En cuanto a mis hijos toreros, la verdad es que lo vivo con angustia, porque cada vez que salen al ruedo se están jugando la vida. Cada vez salen toros más fuertes, cada vez los públicos son más exigentes y ese esfuerzo que hacen, en cualquier plaza (porque ahora los toreros hacen un esfuerzo tremendo en cualquier plaza) pues, lo vivo con esa angustia por delante y, al mismo tiempo, cuando veo que disfrutan con un toro, que están realizando un sueño que yo tuve la suerte de realizar muchas tardes, pues me siento muy contento con ellos; les veo la cara de felicidad y se me olvidan los sustos.

Pero no deja de ser una profesión tan sumamente dura que cuando la ves de tan cerca uno sufre en silencio y no puede tampoco exteriorizar los éxitos, porque los éxitos van y vienen.


Pero lo importante es que ellos sean capaces de mantener esa ilusión que están manteniendo: Esas ganas de triunfar, y- poco a poco- van consiguiendo el respeto y la admiración de todo el mundo taurino, de todo el que se siente aficionado. Eso me llena de orgullo y ahí seguiré disfrutando.



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