Ponce indulta a "Fantasía", de Juan Pedro Domecq, en su reaparición en El Puerto

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PABLO LÓPEZ RIOBO / FOTOGALERÍA: EVA MORALES


Enrique Ponce reaparecía, en la tarde de este sábado, en la plaza de toros gaditana de El Puerto de Santa María dentro de las tres corridas de su abono. Se lidiaban astados de Juan Pedro Domecq en un festejo que completaban Morante de la Puebla y José María Manzanares.


Reapareció Ponce en el Puerto tras su percance de Valencia. Mismo vestido y las facultades intactas. Tuvo ante sí un toro de Juan Pedro con nobleza pero de cambiante embestida. Un animal con movilidad y cierto temple pero con carboncito y cierto genio en sus embestidas. Salió muy dispuesto el de Chiva, primero en el saludo capotero y posteriormente en el quite. Brindó al respetable una faena amenizada con los sones de La Misión. Anduvo templado, con la mente fresca detante de un animal que todo lo hizo a media altura. Hubo muletazos al ralentí, combinados con pases de pecho y remates por bajo. Le dio sus tiempos al animal, ayudándole cuando era necesario. La estocada defectuosa le privó del corte de una oreja. Saludó desde el tercio.


No quiso ver de salida Morante al precioso colorao segundo, un animal al que acabó parando Lili. Se le pegó en el caballo antes de que en el primer par de Carretero el toro hiciera por el subalterno teniendo este que pasar a la enfermera tras una aparatosa caída al callejón. Morante poco a poco se fue confiando con el descastadito y tardo animal. Le fue robando muletazos de uno en uno hasta hilvanar series de su personal toreo. Muletazos a derechas lentos y cadenciosos, arrebujaos y pintureros. Le había dado la vuelta a la tortilla con un ramillete de pases. El de Juan Pedro tan noble como falto de raza de fue apagando como una velita. Mató mal y saludó una ovación desde el tercio.


Bravo como un tejón y muy exigente fue el tercero de la tarde, un Juan Pedro con hechuras para embestir que nunca perdió el celo ni la codicia. Animal que tuvo un importante pitón derecho y al que siempre había que llevar sometido y enganchado. Derribó al caballo en el primer encuentro, embistiendo con todo a los capotes. Saludó Suso tras dos pares de importancia. Manzanares plasmó en el ruedo portuense una faena de más a menos, en la que las series no superaron los cuatro y el de pecho. Pronto, alegre, humillador..., tuvo grandes virtudes el castaño que Manzanares no acabó de canalizar de forma rotunda. Faena con bellos pasajes, muletazos con sello de autor, pero faltó mayor conjunción para que todo fuese redondo. El animal se iba hasta donde llegaba la muleta, tal era su ansia de embestir que no dejanba al matador colocarse para el siguiente muletazo. Por el izquierdo era más complejo, no almitía errores, cierto es que por ese pitón venía algo más vencido. La gran estocada final puso una justa oreja en su mano. Ovación justa para el gran toro de Juan Pedro en el arrastre.


Y Ponce volvía para cosas como estas, el segundo de su lote fue un toro de clase extra, un animal de enclasada embestida al que el torero valenciano cuajó de principio a fin. Toro bravo en el caballo, como casi toda la corrida, galopó en banderillas y llegó con un gran son a la muleta. El de Chiva imantó al noble animal en su muleta, lo llevó hasta donde quiso, siempre bajo la premisa del temple. Toreó con la cintura en muletazos a cámara lenta, pulsó con las yemas de los dedos las humilladas y emtregadas embestidas del toro. La plaza vibró y Ponce soñó esa faena que tenía en la cabeza desde la cornada de Valencia. A los sones del El Concierto de Arajuez se fraguó una faena de sentimiento, una obra excelsa que no debe tapar el indulto del animal. Tiene que ser una conjunción de toro y torero, así fue. 'Fantasía' salvó la vida gracias a su entrega, el indulto es cuestionable, pero lo que no hay duda es que hoy en el Puerto se vivió algo inolvidable por parte de toro y torero. Paseó las dos orejas simbólicas con una plaza entregada al grito de torero torero.

No hubo historia en el quinto de la tarde, un toro de escaso celo que nunca quiso ir hacia adelante. Un animal de Juan Pedro que estaba medido de todo, raza, fuerza... y al que Morante no quiso ver. Ya desde salida no le acabó de convencer. Una serie de duró al de la Puebla. Cierto es que el toro no puso de su parte, pero faltó mayor compromiso. Se alivió al entrar a matar. Muy disgustada la parroquia con el torero. Lo despidió con pitos tras abreviar con el astado.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de El Puerto de Santa María (Cádiz). Primera de abono. Corrida de toros. Más de tres cuartos de entrada.

Toros de Juan Pedro Domecq, indultado el "Fantasía" cuarto.

Enrique Ponce, ovación y dos orejas simbólicas.

Morante de la Puebla, ovación y pitos.

José María Manzanares, oreja y oreja. 


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