El Cid desoreja a un bravo Cuadri en Huelva

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La Feria de Colombinas de Huelva arrancaba este jueves, 1 de agosto, con un cartel en el que hacían el paseíllo El Cid, Manuel Escribano y Rafael Serna frente a la vuelta del mítico hierro de Cuadri a la plaza de la capital provincial.


Abrió la tarde un castaño de Cuadri que tuvo en la humillación su mayor virtud. Toro que galopó de salida y metió la cara con clase en el capote del de Salteras. Cumplió en el único puyazo que se le dio pese a mostrar justeza de fuerza. Toro al que había que llegar mucho y tirar de él, tenía su distancia. El Cid dejó series de buen corte, mano baja y templado metraje. Sobresaliron a diestras dos tandas interesantes con el toro pidiendo la muleta siempre por abajo. Exigente en distancias y alturas el toro al que a Manuel consiguió entender en fases de sus trasteo. Al natural el sevillano llevó empapado a un animal que llegó incluso a hacer el avión. Pese al buen trasteo de El Cid la faena no acabó de tener continuidad. Se afligió el toro al final de faena lo que obligó al matador ct a ir a por la espada. Tras pasaportar al animal escuchó una ovación. El de Cuadri se fue al desolladero entre las palmas de sus paisanos.


No tuvo opciones Manuel Escribano con el segundo, un ejemplar de Cuadri que nunca quiso ir hacia adelante. Llegó a la muleta muy agarrado al piso, soltando la cara y acortando el viaje. Porfió el de Gerena en una labor - brindada a Espartaco- que no tuvo eco en los tendidos. El animal pasaba más que embestir, y cuando lo hacía iba dormido, sin ir metido en los trastos. Antes había empujado con la cara a media altura en el peto, pensandoselo mucho en banderillas y arreando con genio.


Había entendido a la perfección Rafa Serna al tercero de la tarde, un animal de Cuadri con nobleza pero al que le costaba irse tras los vuelos. A base de temple y paciencia fue el sevillano haciendo a un toro que tras sobarlo mucho acabó sacando fondo. Fue confiandose poco a poco Rafael hasta acabar entendiendo eso que pedía y tenía dentro el toro. La serie de naturales fue clave. De uno en uno, sin obligarle consiguió que el animal embistiera con cierto temple a media altura. Fue clave para en la siguiente con la derecha acabar de meter a la parrioquia onubense en la faena. Templó con las yemas de los dedos en muletazos pausados, siempre con la cabeza fría y las plantas asentadas. Estaba Rafa dando un golpe sobre la mesa, dejando patente que es un torero más maduro y cuajado pese a estar en el banquillo. Pero lo que iba camino de tocar pelo se esfumó por el mal uso de la espada. Faenas así no pueden emborronarse de esa forma, y el a buen seguro que lo sabe. Saludó desde el tercio una cariñosa ovación.


En el cuarto se vivió el capítulo más destacado de lo que llevamos de tarde, hubo toro y torero en el ruedo. Un Cuadri de bandera peleaba sin descanso por salvar su vida. Temple, clase, galope, casta, entrega..., y un torero que lo cuajó en series profundas y de mano baja. Se unieron toro y torero para crear una obra que acabó con la vuelta al ruedo para el toro y las dos orejas para el torero. Toro de nota, bravo en todos los tercios al cual se le llegó a pedir el indulto. Para este que les habla, toros así no deben morir en una plaza. El Cid lo cuajó por ambos pitones. Suavidad, temple, alturas, distancias todo ello le valió para cuajar una gran obra. Se despedían Manuel Jesús y Fernando de Huelva, y lo hicieron con nota. Firmó su obra con un gran espadazo. Una obra que nunca perdió la chispa, el respetable se metió en una labor que sació su sed de toros.


Tampoco le tuvo suerte Escribano en el quinto, un animal parado y muy bajo de raza. Intentó levantar su tarde en banderillas, pero el toro nunca fue de verdad. Expuso Escribano en la faena de muleta ante un toro mirón y descastado. Un animal que se lo guardó todo dentro y al que le costaba un mundo pasar. Firme anduvo el de Gerena con un toro nada fácil. Tras la estocada saludó desde el tercio.


El sexto fue otro animal deslucido con el que Rafa Serna estuvo digno. Porfió por ambos pitones ante un toro que embistió siempre a oleadas, con la cara a media altura y sin emplearse. Tiró de oficio el sevillano pero no pudo sacar agua de un pozo tan vacío. Se atascó en la suerte suprema y fue silenciado tras sonar un aviso para poner fin a un festejo que sobrepasó las 2 horas y media.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de La Merced, Huelva. Primera de la feria de Colombinas. Media plaza.

Toros de Cuadri, de vuelta el cuarto.

El Cid, ovación y dos orejas

Manuel Escribano, silencio y ovación

Rafael Serna, ovación y silencio 


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