El arte de Manzanares toca pelo y el aplomo de Roca Rey destaca en La Maestranza

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Manzanares en sevilla

EMILIO TRIGO


El Juli, José María Manzanares y Andrés Roca Rey componían el cartel del Domingo de Resurrección en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla en la tarde de este 21 de abril. Se lidiaba un encierro de Victoriano del Río.


Ovacionado de salida este prototipo de la casa ganadera. Tal vez, ‘Cóndor’ lucía unas manos demasiado despegadas del suelo pero por lo demás bien echo por todos lados. Al abreplaza lo recibió Julián con buen manejo del percal, por verónicas exigentes en las que bajó las manos para obligar a humillar al inicial. Tuvo movilidad pronta y obediente en la lidia aunque también blandeó de manos en más de una ocasión. Se picó lo justo pero muy bien por parte de Barroso en las dos obligadas entradas. Se durmió en el peto después de cambiar la suerte y eso le restó movilidad en banderillas. Brindó El Juli a Vargas Llosa. Sin probaturas se puso a acariciar cada enclasada embestida por el derecho. Fueron tres, pero vaya tres. Se relajó y lo acompañó con excelsa suavidad en ese inicio de labor. Julián cambió al natural para enganchar muy adelante y llevarlo muy sometido con gran conjunción. Lástima que el Victoriano del Río tuviera tan pocas fuerzas. A mitad de labor bajó la intensidad del primero en su acometida pero el trato de Julián era muy educado y suave conocedor de la flojedad de su antagonista. Una pena porque clase tenía y mucho. Al final, el madrileño se mostró muy firme y lucido pero necesito más transmisión del astado para que su templada obra llegara a mayores cotas. Le faltó toro. Espadazo. Ovación con saludos.


Este animal saltó algo sonámbulo –enterándose de donde estaba- pero tras provocarlo el alicantino con el capote se espabiló con creces. Metió bien la cara –siempre con el hocico por delante- en un ramillete de verónicas marca de la casa. Josemarí lanceó con empaque personal hasta abrochar con una media de gran lujo más allá del tercio. Siguió bordando el toreo con la tela rosa en un –homenaje a Chicuelo- por Chicuelinas de mano y extraordinaria media acompasada. Eso fue después de una suerte de varas muy medida por parte del gran Chocolate. Roca entró en acción, se enterró en el albero y guisó un quite con el capote a la espalda rematando con media de gran calado. El tercio de banderillas tuvo un par de protagonistas de excepción Daniel Duarte y Luis Blázquez que lo bordaron con sus pares. Tuvieron que saludar a la Maestranza. Con todo, el astado se mostró algo distraído y suelto como el principio de su salida. Apuntó cierta huida a chiqueros en el prólogo de labor. Manzanares empezó sin querer apretarlo del principio para que le ayudara más y se rajara más tarde que temprano. Josemari buscó acomodar la mansedumbre del rajado a la suave pañosa que le presentó. Tuvo mérito retener al astado todo su quehacer sin dejar que se saliera con la suya el segundo de la gris tarde. Manzanares dejó patente en algunos sueltos ante el huidizo su ilustre clase.


Serio el tercero de la tarde lució dos buenas puntas. Este se frenó en el capote del hispano-peruano y no permitió la compostura capotera. Sin embargo apuntó una humilladora embestida por el derecho al final de ese himpas inicial. Dos ‘varitas’ de tramite sin sangrar nada de nada que no gustó al respetable. ‘Voraz’ se movía en la lidia de forma irregular sin definirse del todo aunque volvió a mostrar virtudes por el pitón derecho. Roca comenzó a pies juntos en el tercio pero desde el minuto uno se dio cuenta que su oponente estaba justito de poder. Lo cambió de terrenos para ayudarlo –desorientarlo- pero ni por esas tuvo alguna embestida clara en la muleta del joven figura. Roca lo esperó, le ofreció tiempos su sinceridad de embroques pero ni aun así le embistió de forma franca. Poco a poco se diluyó la ‘bravura’ del tercero –muy deslucido- que no dio opción alguna ante la firmeza de su matador.


Blando estaba el ruedo cuando salió por el portón de los sustos el cuarto. ‘Jara’ desigual de pitones, alto y abanto de salida no llegó a rematar en los burladeros. Julián le saludó con gran templanza por ambos pitones pero destacaron las interpretadas por el pitón derecho. Por ahí le dio tres de verdaderos carteles. Mano baja, planta erguida y mucha plasticidad. Un puyacito para abrir la suerte de varas y un pulcro quite que remató con preciosa tijerilla. Después Julián sacó del armario una lidia antigua llevando al toro a una mano a la jurisdicción del piquero. Segundo puyacito para cumplimentar una suerte sin castigar. Poco poder mostró ‘Jara’ en la lidia a pesar de eso El Juli brindó a Sevilla en los medios. El inicio de labor de Julián aunó la exigencia y el abrirles los caminos para alargar las embestidas del encastado segundo del lote. Precioso el de pecho para abrochar la tanda que comenzó con la pierna en genuflexión. Toro de teclas al que había que afinar con una poderosa franela como la que lució el madrileño. Julián le consintió una embestida –empujaba por dentro con mejor inicio que final- vencida al cuerpo y corta en recorrido. De forma inteligente no le apretó por abajo para llevarlo a una media altura pero el toro se vino a menos y se esfumó todo lo bueno que se presagió al principio. El Juli estuvo a gusto ante su antagonista pero sin colaboración alguna.


Alguna protesta levantó el quinto de la tarde tras salir del recibo capotero de Manzanares. Un toro ‘desinhibido’ en los engaños que iba por la plaza sin rumbo establecido. Otro que se cuidó en varas pero que destapó nulo celo en sus acometidas. Así llegó al último tercio, al límite de todo. Manzanares comenzó a tratarlo con pulcritud y sin obligaciones por el derecho. Le dejó que iniciara a su aire pero encelándolo cada vez que pasaba por la dulce muleta del alicantino. Se expresó Josemari con la derecha dando trazo largo y ligazón en las series que remató con pases de pecho de puro arte. A izquierdas, lo rompió por abajo con naturales de bellísima facturas. El viaje fue sometido detrás de la cadera y con tremenda personalidad de artista. Soberbia la interpretación del natural y el planteamiento de faena en una labor de tiempos y alturas que ayudó a sacar el buen fondo que tuvo el quinto. Un fondo que nadie vio y que tan sólo lo hizo él. Manzanares cuajó una gran faena llena de virtudes ante un toro que fue protestado y que su empaque hizo cambiar el sentir del respetable. Magistral espadazo que bien valía una oreja. Faena de gran sensibilidad y de figura responsable.


Un toro alto y largo el sexto. Un tranvía de toro que sobresalió por arriba de entre sus hermanos. ‘Pocosol’ no ayudó al lucimiento en el recibo con una embestida ‘taponada’ en el viaje. Roca lo recibió con buen sentido pero sin enjaretar un saludo notable por culpa de esa negativa condición. Un toro de embestida fea como su morfología. El cierraplaza no se empleó nada en varas y durante la lidia acometió con un punto de violencia. Así se vio en el quite por chicuelinas de Roca Rey donde arreó el sexto y donde hubo más efectividad que lucimiento. Otro que llegó al último tercio sin aparentes garantías y con evidencia deslustrada. A pesar Andrés brindó al público en los medios. Roca planteó una labor cimentada en la capacidad y en la gran técnica para coser en la muleta a un toro de embestida muy irregular y desclasada. Tejió una labor de alta costura puesto que cada muletazo era un ‘trazo a medida’ y de gran relevancia a desconsuelo del respetable. Tragó una barbaridad Andrés sin que muchos se dieran cuenta de lo que estaba haciendo. Titánica exposición y compromiso de figurón del torero que afianzó en el albero maestrante un arrimón con mayúsculas. Faena para profesionales y de gran valor para los aficionados ante un toro vacío y con guasa. Las bernadinas del final quitaban el hipo con un torero con los tobillos enterrados en la arena sevillana. Por lo civil o lo penal Roca Rey para construir de la nada y demostrar el cetro que ocupa en el escalafón.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Primera de abono. Domingo de Resurrección. Corrida de toros. No hay billetes.

Toros de Victoriano del Río.

El Juli, ovación y silencio.

José María Manzanares, silencio y oreja.

Andrés Roca Rey, silencio y ovación.

FOTOS: PAGÉS

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