Tres toreros a hombros para empezar temporada en Bogotá.

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Tres toreros a hombros para empezar


por Carolina Baquero

Lleno en los tendidos, un clima espectacular para dar inicio a la primera corrida de temporada de ciudad de Bogotá.

Se lidiaron seis toros de la ganadería de Juan Bernardo Caicedo de buena presentación, pelaje variado y juego dispar. Algunos no quisieron, a otros quizás les costaba y destacó el cuarto de la tarde.

El primer toro del Juli, quien abría cartel, fue infortunadamente descastado… se vio desde las banderillas cómo esperaba a los banderilleros y luego en la muleta del madrileño, fue imposible verle faena. Al matador no le gustó desde el inicio porque no lo brindó y luego no vimos ninguna tanda ligada, ya que el toro escaseaba mucho de motor y fuerza, no iba a los llamados de la muleta. Media estocada defectuosa. Pitos al toro y silencio al matador.

El Juli se tenía que sacar la espinita de no haber podido hacer algo en el primero de su lote. Y fue definitivamente una faena de irse por el todo, artística, se sentía demasiado torero en el albero bogotano… disfrutó esta faena, el toro le permitía hacer lo que quisiera, era de mucha clase en su embestida. No importa cuántos años lleve de figura, sale con ánimo de novillero. Estocada completa. Dos orejas y palmas al toro.

Luis Bolívar supo encontrar la lidia adecuada para su primer ejemplar, que fue un toro con acometida, bravo, unos inicios de mucha emotividad, casta y motor; en sus últimos momentos ya se fue mermando pero sin dejar de embestir. La faena de Luis fue ligada, en redondo, probó los dos pitones … siendo el derecho el más potable. La estocada desprendida. Oreja.

Un torero caleño para torear a “Caleño”, un toro que tenía mucho motor pero con poca clase y atropellando el capote, sin embargo eso no fue inconveniente para Luis Bolívar, pues debía garantizar salir por la puerta grande y por eso es que se entregó piel con piel al toro. El inicio de la faena fue lo más ligado y templado, después algo se descompuso pero nunca perdió emotividad. Estocada y oreja.

Andrés Roca Rey ya está en un nivel que es difícil de explicar, este es una figura del toreo de pies a cabeza. Cómo se pasó ese toro a milímetros de su cuerpo, logró hacer faena cuando el toro se fue a tablas y había que insistirle mucho para que pasara; y lo que otro torero hubiese visto como imposible, Roca lo vio todo posible, se puso al hilo de las tablas y allí puso a la plaza de cabeza. Estocada y dos orejas.

Fue pura voluntad la del peruano, porque realmente la faena no pudo tener ligazón, era de uno en uno; no porque el torero quisiera sino porque el toro no se lo permitía, le faltaba ese empuje necesario para poder confeccionar una verdadera faena. Sin embargo, la honestidad y el amor a su profesión es la que lo hace pasarse una y otra vez el toro, por donde el astado no quiere pasar. 

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