Julio Pedro Saavedra: “Estoy muy orgulloso de que mi padre sea homenajeado como propulsor de la Feria de Valdemorillo”

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A. PEDRO SAAV J.P. 1.



Julio Pedro Saavedra: “Estoy muy orgulloso de que mi padre sea homenajeado como propulsor de la Feria de Valdemorillo”


“Mi padre, empresario, apoderado y ganadero, merece este reconocimiento por su sacrificio al esfuerzo y a la constancia para con la Fiesta de los toros”. 


La alcaldesa ha cogido el toro por los cuernos y ha dicho que el Ayuntamiento estaba ahí y ha tirado hacia adelante con una feria digna. Sobre todo, ha emocionado el homenaje que se le va a rendir en esta feria a Pedro Saavedra, que fue el alma máter de que la feria de Valdemorillo cogiese auge. Julio Pedro Saavedra, matador de toros, es su hijo. Buenas noches.


Buenas noches.


Me vas a permitir que te diga Julito. Te he visto crecer.


Me has visto crecer y desde la época en la que hacía travesuras hasta la época de profesional y de torero.


Esa feria de Valdemorillo también la llevaban Ildefonso Cabrera o Demetrio González.


Sí, en los años ochenta. Con esa corrida famosa con Pastrana, en el año de la nevada.


Y a partir de ahí creció la feria al impulso de Pedro Saavedra, que a la sazón fue también apoderado y luchador en los primeros años de la escuela taurina de Madrid. Supongo que al cabo de los años ha sido un detalle que se estaba echando en falta.


Sí, siempre lo he pensado pero nunca decía nada. Mi padre, Pedro Saavedra, empresario, apoderado, ganadero… si hay que hacerle un reconocimiento es al sacrificio, a la constancia, al esfuerzo y al amor y al cariño que tenía a la profesión. Creo que ha sido una de las personas que mejor ha hecho a la Fiesta, porque si era empresario de un pueblo cada año quería más, y si era apoderado en los despachos ha peleado hasta la última por su torero. En Valdemorillo ha sido uno de los propulsores de que estuviese el mundo del toro pendiente y con la expectativa de a ver qué torero arrancaba ese año de Valdemorillo para ponerlo en la feria. Mi padre en septiembre ya estaba viendo ganaderías. Me acuerdo de ver en mi casa a Balañá, Canorea, Manuel Chopera… era impresionante lo que arrastraba aquello, también en medios de comunicación. Se estaba dando bombo a la feria de Valdemorillo meses antes de celebrarse. Aquello era una gran fiesta del toreo. Los que hemos vivido esa grandeza nos llevamos esa experiencia para siempre.


Y el esfuerzo y sacrificio de tu padre lo compenetraba con su otra pasión, el restaurante La Ponderosa. Allí se vivía todo –incluso algún puñetazo- desde los días antes y los días después. Era un sitio de encuentro total y absolutamente taurino.


Así era. Ahora que dices lo del puñetazo, recuerdo el año que torearon Joselito, Bote y Fundi y partidarios terminaron a puñetazos por ser partidarios de uno y otro. Aquello era la Fiesta total de un pueblo de 2.500 habitantes. Yo he visto triplicar las mesas del restaurante y quedarse mucha gente sin sitio de la gente que había en la localidad, no cabía. Era una feria de mucha expectativa porque siempre había toreros que creaban esa expectación cercana a la temporada. El Ayuntamiento merece todo mi respeto y mi cariño, porque es más que de agradecer la gesta de hacer este homenaje a mi padre. Soy torero de Valdemorillo, por circunstancias de la vida no vivo allí pero siempre estará en mi corazón.


Termino recordando a los jóvenes y menos jóvenes que hayan conocido por su dedicación al empresariado. Tu padre era hijo del cuerpo y mutilado de guerra.


Mi padre fue hijo del cuerpo y mutilado de guerra. Esa dureza que vivió se la reservó siempre. A mí me ha contado muchas anécdotas y su vida privada, porque la vida privada de Pedro Saavedra se ha ido con él. Lo único que tengo en el recuerdo es un vestido de torear suyo que está en la Basílica de la Macarena y su montera. Le he preguntado muchas veces que me enseñase a torear, pero me decía que aprendiese, que él me corregía. Él me contaba poco, pero como profesional, como apoderado, como taurino, era el hombre más duro del mundo. Yo tenía que respetar la profesión del toro y al toro por encima de todas las cosas. Hablaba poco y hemos viajado miles de kilómetros juntos, pero me hablaba poco de su vida privada. Me dijo que comenzó en Madrid repartiendo colonias, que una persona le ayudó a torear. Como apoderado, era muy duro y gracias a él he podido convivir con las máximas figuras del toreo de entonces, como Espartaco, El Viti, Chenel, Joselito, Romero, Paula, Capea…

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