Joaquín Galdós: “Al lado de Morante y Manzanares yo tenía que mostrar mis armas y me salió bien”

Joaquín Galdós: “Al lado de Morante y Manzanares yo tenía que mostrar mis armas y me salió bien” 

"Aquí siempre me tratan con un cariño especial. He tenido la suerte de torear toros como sueño y me gusta y gracias a Dios la ciudad siempre me espera y me trata con mucho cariño y receptividad. Me siento muy especial".

FOTO: MATÍAS

Ha sido la gran noticia del fin de semana en América. El domingo salí a hombros de Lima Joaquín Galdós, que supo afrontar la tarde al lado de Morante y Manzanares para que no le pesase y pudiese cortar tres orejas. Torero, buenas noches.

Buenas noches.

Enhorabuena, torero.

Muchas gracias. Estoy muy contento. Triunfar en la tierra de uno es muy especial.

Y hacerlo al lado de dos titanes como Morante y Manzanares. Le mojaste la oreja, asumiste la responsabilidad y las imágenes son impactantes en cuanto a temple y serenidad con los toros de Peña de Francia y La Ventana.

No era una tarde fácil. Sabemos de la calidad de los maestros, es un toreo que gusta en Lima el que hacen ellos y tenía que mostrar mis armas. Lo pude hacer, embistieron mis toros y pudo salir todo redondo. Gracias a Dios me sirvieron mis toros y me pude expresar en mi tierra.

Y más conforme se estaban sucediendo los acontecimientos en tu tierra, puesto que había habido triunfos como Alfonso de Lima o Padilla pero no tan rotundos, de tres orejas, como el tuyo.

Aquí siempre me tratan con un cariño especial. También he tenido la suerte de torear toros en Lima como me gusta y me esperan, me tratan con mucha receptividad hacia mi toreo. Es de agradecer y me siento muy especial. Para mí, es de las plazas en las que me siento más querido, esperado y arropado, lo cual no significa que no te exijan. La gente espera mucho de ti y eso también tiene su peso. Gracias a Dios, las últimas tardes han sido de peso.

Todos sabemos ese duelo con Roca Rey de novillero, tu encerrona posterior, el mano a mano con López Simón en el que cortaste una oreja y la tarde triunfal de hace un año que mereció el trofeo de la Feria. Ahora, tu bala la has aprovechado con triple premio, esperemos que también sea merecedora del premio final.

Sí, la verdad que mi historia con Lima es especial. He tenido muchos triunfos desde novillero, en la encerrona, en el mano a mano con López Simón y en las últimas dos he cortado tres orejas. Es bonito. Aunque son números y las sensaciones han estado por encima de los premios, es bonito porque estadísticamente llevo una buena racha de triunfos en mi tierra. Luego, los premios dependen de un jurado que no puedes controlar tú, por lo que le doy mucha menos importancia.

Todos sabemos la repercusión que tiene una feria como la de Lima en Europa. Primero, por la presencia de la práctica totalidad de las figuras del toreo; segundo, por tu trayectoria, ya que te conocen en España y Francia –sobre todo tras el eco novilleril que tuviste allí-.

Sí, aunque trato de no hacerme muchísimas ilusiones. No siempre los triunfos se convierten en el paso hacia delante de tu carrera que crees que mereces. Poco a poco me voy ganando el respeto de los profesionales, de los aficionados y de mis compañeros. Soy consciente de ello en ese sentido, pero no me ilusiono, solamente trato de superarme, que es a corto plazo lo que no tiene que fallar.

¿Queda alguna cita americana?

Ahora voy al festival de la Plaza Belmonte, a una corrida en Puente Piedra y a la feria de Medellín. Me han hablado que podría salir algo en México. Tampoco me puedo quejar, puesto que estoy en un puesto de privilegio y viviendo en torero muy feliz.

Y con la ilusión de volver a Sevilla en 2019, supongo. La plaza que te debe tu puesto después de salir a hombros de novillero en la Real Maestranza.

Sí, para mí ha supuesto uno de los palos más duros de mi carrera, además de un freno. Creo que volver es un privilegio que me gané en la plaza. Uno está acostumbrado a estas circunstancias y por eso espero volver. Estoy trabajando constantemente y evolucionando como torero y espero que se me vayan abriendo poco a poco las puertas, pero tampoco me hago muchas ilusiones. No espero nada de nadie, solamente de mí.