Tras el 15 de mayo con la corrida de El Puerto, es el murciano, seguramente, el torero que más ganas tiene esta afición venteña de sacar por la Puerta Grande, pero hasta ahora, por unas causas u otras, no ha sido posible. Y no es por casualidad ese deseo del público, porque se ha entregado Ureña en este ruedo y ha sangrado y triunfado, aunque no fuera de forma rotunda. Y ya le va tocando, que no es esta afición la más paciente del mundo.
Paco es dueño de uno de los cites más puros que pueden verse hoy en el toreo. Sólo verlo colocarse para proponer el toreo predispone para aplaudir, aunque luego siempre ocurra algo que haga que no terminen de salir las cosas completamente redondas. Y a eso no ayuda su expresión triste y melancólica, que aunque esa no toree, sí se ve desde el tendido para crear empatía o no.
Es la segunda comparecencia del murciano en este San Isidro, después de sufrir un percance en su primera tarde y no poder cumplir con la de Cuvillo.
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