Perera, a por su primera tarde en la feria

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Perera



Una temporada más. Un año más a remar contra la corriente de un sistema que no lleva bien eso de ser figura e independiente. Por eso se lo quiere comer, pretende que sucumba ante la imposición de los cambios de cromos y la comodidad de su estatus. Pero Miguel Ángel Perera es un torero que puede ser cualquier cosa menos habitual. Y tal vez por eso su segunda tarde de este año en Madrid, donde salió en hombros la última vez que se anunció, el pasado Otoño, será en Beneficencia, el cartel donde todo el mundo quiere estar.

Tiene personalidad y presencia el de Puebla del Prior, y tiene arrestos para soportar lo que le echen encima, aunque a veces piense que esa va a ser la última vez. A sus catorce años como matador de toros le quedan pocas metas que alcanzar de las que se planteó cuando niño, pero su tremenda ambición le lleva a buscar siempre un poco más.

No empieza Perera sus temporadas con triunfos sonados, pero los finales, fruto de su continua lucha, son para enmarcar. Y hoy no va a rehuir la batalla de los pulsos muertos el rey de la técnica prodigiosa.Y suele acabar entonando muy mucho su canción. Aunque siempre sea la misma.

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