Puerta Grande para Pérez Mota bajo una tarde lluviosa en el cierre ferial de Mérida

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RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ / @rubenvillafraz

No era el mejor ambiente para una corrida de toros. Desde la madrugada se había desatado una pertinaz lluvia lo que hizo la pobre entrada que se registró. Aparte de ello, durante la realización del festejo hizo un clima de perro. Frio, viento, lluvia, eran el marco a una corrida por demás se presentaba maratónica, menos mal los ocho toros lidiados fueron rápidos en su lidia.

Abrió función el veterano espada salmantino Domingo López Chaves. El toro titular se partiría la pata derecha tras rematar y resbalarse en el burladero 2. Corrió turno el espada, pasando a un noble ejemplar por ambas manos, donde le buscó las vueltas a una embestida descafeinada, sin ángel de transmitir emoción, la misma que puso el diestro en mención, en series por la diestra, llevándole a media altura, sin obligarle mucho. Lo mejor par de series por la derecha de gran mensaje. La estocada ligeramente desprendida valió para el corte de la oreja.

Su segundo de Los Ramírez, sobrero por el lesionado que abrió plaza, no fue del todo lo esperado. Tras el minúsculo castigo en varas tuvo que apañarse en sacarle partido a una embestida sin mucha transmisión, siempre a la voz y la firmeza de pies del torero, por ratos entonada, en trasteo intermitente, que con la climatología presente costaría arrancar las palmas, más pendientes de calentarlas del frio o de los paraguas. El pinchazo previo al espadazo tendido trasero y tendido permitió que saludara desde el tercio, tras encararse en gesto al palco presidencial de desaprobación por no conceder la oreja tímidamente solicitada.

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